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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

LA NOCHE MÁS OSCURA

"En esta vida hay cosas que nunca se olvidan, por muy pequeño que sea uno cuando acontecieron.

Los primeros recuerdos de Valeria se remontan a la época en que tenía poco más de dos años. un día, una mujer de rasgos muy diferentes a los de las personas que tenía a su alrededor, le sonrió, la abrazó, y le dijo palabras que no entendía. A la mujer, antes de marcharse, se le llenaron los enormes ojos de lágrimas. Al día siguiente volvió con un muñeco de goma que representaba a un mono de color amarillo, y se lo dio a Valeria. La niña sonrió cuando le apretó las tripas y el muñeco gruñó en una especie de fa sostenido. Aunque, claro, esto Valeria no lo sabía."

 Así empieza LA NOCHE MÁS OSCURA, que mañana recoge el Premio CCEI de novela.

 

En la Feria del Libro de Madrid, firmando ejemplares este año.

 

En este blog podéis encontrar un precioso trabajo sobre este libro. Muchas gracias a su autor.

http://connotacion.blogspot.com.es/2012/04/la-noche-mas-oscura-de-ana-alcolea.html

 La noche del Marramiau, de Xan López Domínguez, ha obtenido el Premio CCEI a mejor libro ilustrado.

REDES

Algunos de vosotros ya sabéis el vértigo que me ha supuesto siempre el tema esos escaparates virtuales que son las redes sociales.

Pues bien, después de muchos consejos y de mucho pensar, he creado una cuenta en TWEETER:

carlota c. @ carlotacasanova

Así en minúsculas, como para caminar por la red de puntillas...

¿Por qué ese nombre? Porque al parecer mi nombre real no es nada original y hay varias personas que ya lo usan en la red. Así que he creado este otro que he tomado prestado de dos de mis personajes: Carlota, de El retrato de Carlota, y el apellido Casanova, que es el de la protagonista de Bajo el león de San Marcos. Además, Casanova es uno de mis apellidos familiares, así que en realidad, todo se queda en casa.

La cubierta del Museo Británico de Londres también es una red...

 

Y otra cosa: si os apetece conocer algunas de mis reflexiones sobre literatura infantil y juvenil, podéis leer el artículo que publica esta semana la revista de LIJ El Tiramilla.

http://eltiramilla.com/

GULDTEIGBRYGGA

Ese nombre tan largo y aparentemente indescifrable corresponde a un viejo almacén en un puerto de la región noruega de Fosen.

Ese almacén se convirtió durante la Segunda Guerra Mundial en prisión para 195 prisioneros rusos, cautivos de los nazis.

 

 Guldteigbrygga

 

Ahora es un espacio amable, en un entorno idílico de costa, islas, montañas..., pero hace 70 años fue escenario de horror y de muerte.

De frío, mucho frío. Y de soledad.

Allí vivieron algunos de los protagonistas de mi novela La noche más oscura, de la que, como veis, comento algunos aspectos en este blog durante estos días.

¿Por qué?

Enseguida os enteraréis.

                                                            

KJEUNGSKJAER FYR

Así se llama el faro en el que se ambienta mi novela La noche más oscura.

Se trata de un faro situado en la costa de Noruega, en un islote.

Fue erigido en 1880, estuvo habitado por dos familias (la del farero y la de su ayudante) hasta 1947.

En 1987 fue automatizado.

 

 

Muy cerca de Kjeungskjaer fyr, durante la Segunda Guerra Mundial, vivieron 195 prisioneros rusos. De ellos, 60 murieron durante el invierno de 1941-1942.

 

                                                        

 

De la historia de dos de esos prisioneros, y de muchas cosas más, trata la novela. De la realidad, del sueño..., de la lealtad, de la traición, del amor, del pasado, del presente, del conocimiento del mundo, del conocimiento de uno mismo... De la relación de cada uno de nosotros con nuestra historia, con el mundo que nos rodea, con todo aquello que nos explica, al menos un poco, como somos.

UN VIDEO SOBRE EL MEDALLÓN PERDIDO

 

Como sabéis, El medallón perdido fue mi primera novela. He encontrado en youtube este precioso video, que han hecho unos alumnos de un centro educativo. Es precioso, y me encanta el texto, los dibujos y la música.

Mil gracias.  Habéis realizado un trabajo delicioso.      

 

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VIVIR EN LOS LIBROS: JANE EYRE

Muchas veces me preguntáis cuál es mi libro preferido de mi adolescencia. A veces es difícil contestar preguntas...

 Os dejo aquí la versión íntegra de un artículo que se publicó hace unos meses en Heraldo de Aragón, y que respondía  a la pregunta "¿Dentro de qué libro te gustaría vivir?".  Pues bien, ahí tenéis la respuesta.  A lo mejor en este caso la respuesta no era tan difícil. Espero que la disfrutéis.

 

Una de las primeras ediciones de Jane Eyre, de la escritora inglesa Charlotte Brontë.

Mi vieja edición de Jane Eyre huele al pasado. Las páginas amarillentas deben de guardar mis huellas púberes y adolescentes. Durante muchos años vivió sobre mi cama, en la estantería que había encima de mi cabeza, acostado en otros libros. Así lo podía tomar directamente, solo con levantar mi mano, sin perder ni un segundo en  buscarlo. Sustituí entre las sábanas a mi muñeco favorito por Jane Eyre.  Leía otras cosas, pero justo antes de dormir, la abría al azar y leía algunas páginas. Ahora acabo de hacer lo mismo. Acabo de abrirla, y ha aparecido la escena en que el señor Rochester le cuenta a Jane su historia con su esposa enloquecida, y ella le dice que va a  dejarlo para siempre. Me ha vuelto a dar un escalofrío, como me daba cuando lo leía una y otra vez cuando tenía 12 años, y 14, y 15, y… Entonces quería ser Jane Eyre y vivir en Thornfield. La primera parte, con su tía primero y con internado después,  me gustaba menos. He convivido con internados durante mi infancia y mi adolescencia y nunca tuve fantasías al respecto: en el primer colegio al que fui había algunas niñas internas, muy pocas, llevaban un uniforme diferente, creo recordar que una especie de pichi-delantal en verde y negro, con cuadritos. Eran niñas mayores. Recuerdo a una de ellas, con trenzas rubias, en el columpio. Su sonrisa era distinta a las nuestras, melancólica tal vez. Le ponía su rostro a Jane cuando vivió de niña en el horrible internado del que salió para trabajar de institutriz. En aquellos tiempos emitieron en televisión una versión española de la novela, en blanco y negro. Aquellos eran tiempos en blanco y negro. El señor Rochester era el actor Rafael Arcos, y a ella, a Jane, la interpretaba María Luisa Merlo. Pero yo no quería ponerle su rostro a mi Jane. Jane en Thornfield era yo. Poco importaba que mi cabello negro y ondulado se pareciera más al de la esposa criolla que al rubio pajizo de la institutriz inglesa. Que mi piel no fuera pálida ni mi cuerpo delgado y frágil. Era yo quien paseaba entre las paredes de Thornfield, entre sus candelabros, sus cuadros y sus porcelanas. Era yo quien se enfundaba aquellos vestidos sobrios, oscuros y poco favorecedores. Era yo quien una noche salvaba al señor Rochester de morir en un misterioso incendio. Era yo quien paseaba entre el brezo, cuando aún no sabía qué era el brezo ni qué color tenía. Ni siquiera sabía cómo se pronunciaba Thornfield, ni Fairfaix, el apellido de la ama de llaves, a la que le ponía el rostro de mi abuela, y sus ropas siempre oscuras de un alivio de luto que le duró más de cuarenta años. Por supuesto tampoco sabía cómo se pronunciaba el apellido de Jane, Eyre. Yo lo decía tal cual, como se lee en español, y como lo vi después en todas las versiones cinematográficas dobladas. Sólo este verano lo escuché correctamente pronunciado, en la hasta ahora última película  basada en la novela de Charlotte Brontë, dirigida por Cary Fukunawa y protagonizada por Mia Wasikowska. Y en la voz de Judi Dench como señora Fairfaix, o de Michael Fassbender, como el señor Rochester, el nombre de Jane Eyre es todavía más hermoso que como yo me lo imaginaba a través de esas dos palabras. Jane Eyre, Jane Eyre, Jane Eyre…

Michael Fassbender y Mia Wasikovska en la versión cinematográfica de Jane Eyre, dirigida por Fukunaga.

Leer es hacer magia con las palabras. Tal vez incluso más que escribir. Porque cuando escribes tú misma eliges las palabras que van creando  los personajes, historias, paisajes. En cambio, cuando lees las palabras de otro, del escritor, tú las recreas a tu antojo según las vas dejando fluir en tu imaginación, en tu memoria, en tu propia vida. Porque las palabras van creando vida en algún lugar de esas galerías del alma, como diría don Antonio.

Yo viví en Thornfield muchos años, durante toda mi adolescencia paseé por sus jardines, por las oscuras escalinatas que daban a las habitaciones, dormí en la cama de Jane, me desvestí a la luz de sus velas, miré a través de su ventana. Vi a la bella y frívola Blanche Ingram, y la odié, por ser demasiado guapa, demasiado rica y porque el señor Rochester bailaba con ella. Yo quería bailar con el señor Rochester, que ya entonces se parecía a Michael Fassbender, quien probablemente aún no había nacido. Pero en mi imaginación tenía su rostro, su cuerpo, y su voz.  Y por supuesto bailé con él muchas veces: cada noche, entre mis sábanas, antes de dormir, me convertía en Jane y las velas de los candelabros sustituían a las bombillas de mis lámparas de los años 60. No conseguí odiar a la desgraciada Berta Mason, Jane tampoco podía. Paseé con la pequeña Adèle y fui su maestra. Le enseñé geografía, historia y literatura, y  hasta le planché unos vestidos que se parecían a los de Escarlata O´Hara. Tomé el té con la señora Fairfaix en unas tazas blancas con flores verdes pintadas a mano en algún lugar de la vieja Europa. Peiné cada noche mi pelo fosco y negro, deseando que se convirtiera en una melena fina, suave, rubia y lisa como la de Jane. Leí por primera vez las palabras mágicas  “Jamaica”, “Madeira” y “Funchal”. Supe que la tercera era la ciudad principal de la segunda, que era una isla en la que se producía vino del mismo nombre; y que la primera era otra isla que estaba en algún mar muy lejano y cálido. Y aquellas palabras se convirtieron en el lugar del que venían los huracanes, las desgracias de Jane, la existencia de la esposa demente que vivía en la habitación misteriosa. Muchas noches, me fui de Thornfield en medio de la lluvia, crucé páramos, pisé el brezo sin saber lo que era. No lo supe hasta muchos años después, cuando vi las tierras húmedas cubiertas de florecillas rosadas en el otoño boreal. Dejé que el señor Rochester me besara una y mil veces en un rincón del jardín de Thornfield, y que me dijera que me amaba a mí, poca cosa, “poor and obscure, and small and plain as you are”. A mí, que tenía tan poco éxito con los chicos; a mí, que era amiga de las chicas más guapas y más rubias de la clase y en quien nadie se fijaba; a mí, a quien el chico que me gustaba nunca me había mirado como se mira a una chica. Yo era Jane, solitaria, sin hermanos, sin éxito, sin ser capaz ni de hacer el pino ni de dar volteretas.  Gracias a Jane, vivía en Thornfield, una mansión en medio de la campiña, de la lluvia, de las tormentas. Gracias a Jane, me amaba  un hombre atormentado por un secreto inconfesable. Gracias a Jane, era delgada,  rubia y tenía el pelo liso.Michael Fassbender en la última y maravillosa versión cinematográfica de Jane Eyre, dirigida por Fukunaga.

También gracias a ella, supe que el indostánico era una lengua que se hablaba en la India, y que había curas que se podían casar. La primera vez que leí la novela, me angustiaba pensar que se iba a casar con aquel pastor protestante y que se iría a la India para siempre. La India me gustaba, era una palabra que sonaba hermosa a mis oídos,  y yo tenía un libro muy gordo que hablaba de su independencia. El primer libro que me firmó su autor: Dominique Lapierre. Yo tenía entonces 12 años y él vino a “Galerías Preciados”, hoy “Corte Inglés”. Fui con mi madre, compramos el libro, me lo dedicó y me dio la mano. En aquel momento, decidí que un día yo también escribiría libros y que iría a la India. He escrito libros pero aún no he ido a la India. Como Jane, que en vez de casarse  e irse con el joven y prometedor señor Saint John, volvió a Thornfield, se encontró sus escombros ahumados, y a un señor Rochester casi ciego, envejecido y melancólico. Pero para los ojos de Jane, y para los míos, Edward Rochester seguía siendo el hombre enigmático, contradictorio, vigoroso y heroico en sus miserias y en sus grandezas de ser humano: la miseria y la grandeza tal vez sean las dos caras de ese Jano que somos todos. Edward seguía siendo el hombre que nos había enamorado y sin el que ya no seríamos capaces de seguir viviendo.

Abro mi viejo libro, huelo sus páginas, y ahí sigue él, igual que siempre. Me dice las mismas frases de siempre y además me las dice cuando yo quiero que me las diga. A Jane también le dice las mismas palabras, pero yo puedo elegir cuándo y cómo y dónde. Ella no. Yo puedo hacer magia con las palabras de Edward Rochester, llorar con él, bailar con él, pasear con él y dejar que me bese bajo la lluvia como en una convencional novela romántica. Que los dioses bendigan a Jane Eyre y a Charlotte Brontë por haberme regalado Thornfield, el brezo, el vino de Madeira, y al señor Rochester.

PRESENTACIÓN DE EX LIBRIS, DE SANDRA ANDRÉS BELENGUER

PRESENTACIÓN DE EX LIBRIS, DE SANDRA ANDRÉS BELENGUER

El pasado día 8 de noviembre, tuve el placer de presentar con Juan Bolea la nueva novela de la joven escritora Sandra Andrés Belenguer, titulada Ex Libris, y que es, entre muchas cosas, un homenaje a la literatura.

 

Enhorabuena, Sandra, por esta preciosa novela.

OTRA FOTOGRAFÍA DEL MISMO EVENTO

OTRA FOTOGRAFÍA DEL MISMO EVENTO

PRESENTACIÓN EN ZARAGOZA DE NAPOLEÓN PUEDE ESPERAR

PRESENTACIÓN EN ZARAGOZA DE NAPOLEÓN PUEDE ESPERAR

Os dejo un par de fotos de la presentación de mi novela Napoleón puede esperar en el Museo de Zaragoza. Estuve muy bien acompañada por Miguel Beltrán, Carmen Arduña, Carlos Alba y  Lupe Rodríguez en la mesa.

Gracias  a todos los asistentes por vuestro apoyo y cariño.

CASI, CASI

Pues eso, que casi, casi...

Pero solo casi.

NAPOLEÓN PUEDE ESPERAR

Napoleón puede esperar es el título de mi nueva novela, que acaba de ser publicada por Pearson Alhambra.

 

La ilustración de cubierta es de Fernando Vicente.

 

"Sacudido por un inesperado acontecimiento, Pablo interrumpe el estudio de un examen. Su padre, médico militar, ha muerto en una misión. Sin embargo, de no haberse producido este hecho,nunca hubiera conocido a Elisabet. Ambos viven en Zaragoza, ciudad en la que también vivió Gerard Lacombe, un joven capitán de las tropas napoleónicas.

Presente y pasado se entrecruzan en esta historia que intenta demostrar que, incluso en medio del dolor, hay un lugar para la belleza."

 

Espero que os guste.

LA NOCHE MÁS OSCURA, PREMIO CCEI 2012

Estoy encantada de comunicaros que mi novela LA NOCHE MÁS OSCURA, acaba de ser galardonada con el PREMIO CCEI de 2012.

 

Muchísimas gracias.

 

 

 

Pablo Cruz, editor de Anaya Infantil y Juvenil, yo, Begoña Oro y Daniel Nésquens, escritores, el día

de la entrega del Premio Anaya en Zaragoza (2011)

 Kjeungskjaer fyr, un faro en Noruega, el lugar donde se ambienta La noche más oscura.

ENTREVISTA EN EL TEMPLO

En el nuevo número de la revista de Literatura Infantil y Juvenil, EL TEMPLO DE LAS MIL PUERTAS, aparece una entrevista realizada por Nerea Marco. En ella, Nerea y yo dialogamos sobre muchas cosas.

Muchas gracias.

 

www.eltemplodelasmilpuertas.com

IX PREMIO ANAYA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

La novela AÚN TE QUEDAN RATONES POR CAZAR, de Blanca Álvarez, ha sido galardonada con el IX PREMIO ANAYA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL. El jueves 12 de abril fue la entrega del premio en Oviedo. Enhorabuena, Blanca.

Una novela bellísima con unas hermosas ilustraciones de Laura Catalán.

Podéis ver fotos de la entrega en el blog de Anaya Infantil y Juvenil.

WHITE RAVENS

LA NOCHE MÁS OSCURA, seleccionada en la lista de los WHITE RAVENS de 2012.

¡Qué bien!

Esta novela ganó el VIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, 2011

AVISO SOBRE CORREO ELECTRÓNICO

Ha entrado algún virus muy fuerte en mi correo electrónico habitual, así que no puedo acceder. No sé cómo recuperar la lista de contactos y en estos momentos no puedo ni solucionar el problema técnico, ni llamar a mis contactos por teléfono.

A partir de ahora podéis utilizar la dirección de correo electrónico que hay en esta página: alestedelcanal@gmail.com

Disculpad las molestias.

Ana

VIII PREMIO ANAYA

Mi novela La noche más oscura ha resultado ganadora de la VIII Edición del PREMIO ANAYA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL.

 

La entrega del Premio y presentación del libro tendrá lugar el día 28 de abril, a las 7 de la tarde, en el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza, uno de mis lugares favoritos en la ciudad.

Intervendrán BEGOÑA ORO, escritora y editora, DANIEL NESQUENS, escritor ganadar de la pasada edición, PABLO CRUZ, editor de Anaya Infantil y Juvenil, y yo misma.

ENTREGA DE PREMIO

Sonrisa

 

El jueves día 29 a las 19 horas en el Teatro Principal de Zaragoza.

Entrega del VII PREMIO ANAYA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL a

DANIEL NESQUENS, por su libro EL HOMBRE CON EL PELO REVUELTO.        Sonrisa

 

Le acompañarán ELIACER CANSINO, ganador del premio el año pasado, y ROSA TABERNERO, profesora y especialista en Literatura Infantil y Juvenil.

 

COLECCIÓN

Mañana se presenta una nueva colección de Literatura Infantil y Juvenil.

Su nombre, El árbol de la lectura.

Su director, Antonio Ventura.

La editorial, Oxford University Press España.

Será en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, a las 19,30.

Una pena no poder acompañar el nacimiento de esta nueva criatura.

No poderlo acompañar en ese hermoso espacio.

Acompañarlo, lo que se dice acompañarlo, lo acompaño.

Pero de otra manera...

 

CEMENTERIOS

 A los poetas románticos les gustaba pasearse por los cementerios. José Zorrilla era asiduo, con su entonces cabello largo y negro, sus ropas también negras como sus pensamientos, según le escribió a su padre en cierta ocasión.

En el cementerio de Port Bou está enterrado Walter Benjamin, junto a la puerta, en el acantilado, se erige entre cielo, mar y tierra su memorial. Caminar por ese callejón de hierro y cristal que va a dar a la mar corta la respiración y te ahoga .

Walter Benjamin murió pocos días después de pasar la frontera franco-española. Huía del dolor de la guerra.

Pocos kilómetros más allá, bañado por el  mismo mar, está Collioure. Ahí está la tumba de Antonio Machado. Sobre la lápida, banderas  placas conmemorativas de visitas escolares, poemas propios y ajenos, tierra de España, flores, palabras sobre  piedra y sobre  palabras. Y el último verso del poeta: "Estos días azules y este sol de la infancia".

Antonio Machado murió pocos días después después de pasar la frontera franco-española. Huía del dolor de la guerra.

El mismo mar, a uno y a otro lado de la frontera. Diferentes palabras, diferentes idiomas, diferentes países. La misma sinrazón.

Los mismos días azules y el msmo sol de la infancia.