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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

CAMINO

Caminar por las montañas tiene siempre algo de mágico:

tú y el mundo

tú en el mundo

tú una parte del mundo.

Una más, ni más ni menos importante.

Al mismo nivel de una vaca, de muchas vacas, de los árboles ya amarillentos.

El caminante pasea y medita mientras lo hace. Ayer anduve unas cuantas horas por el Camino de Santiago, desde Espinal a Roncesvalles y desde Roncesvalles a Espinal, con un bocadillo de buenísima chistorra navarra en el descanso.

Un michelín menos por el paseo, un michelín más compensado con el bocata.

O sea, más de lo mismo.

Pero uno no es el mismo cuando va y cuando vuelve.

Eso pasa en cada camino.

Incluso en los de cada día.

En cada viaje de autobús. En cada escalera. En cada paseo por el canal. En cada verso de poesía china leído en el bus.

Cada verso también es un viaje.

Un camino.

 

José María: gracias por tu felicitación. Todo bien en el instituto, mucho trabajo y club de lectura vespertino a punto de empezar. Si te animas a venir, te invitamos. Besicos.

 

 

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