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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

HIELO III

Esta casa desde la que escribo tiene mucho que ver con mi tercera novela, que algunos de vosotros habéis leido, Donde aprenden a volar las gaviotas.

Nieva sobre la casa, que no es amarilla, sino gris. La amarilla es la de enfrente. Nieva sobre el jardín, sobre los setos, sobre los árboles de los jardines. Todo está blanco: el suelo, los techos, los árboles, el cielo, y el aire. Dentro, las velas, la chimenea, y las luces del árbol crean un ambiente cálido, dorado, que contrasta con el exterior.

Las primeras veces que vine a este barrio, que se llama Strindheim Hageby, no me di cuenta. Pero en uno de mis paseos me fijé: todas las casas del barrio tienen la misma orientación. Todas menos ésta donde estoy. Pregunté y la contestación me produjo un escalofrío: el barrio, todas sus casas de colores, tan amables, fue contruido a finales de los cuarenta, justo después de la Guerra, de la II Guerra Mundial. En esta zona había habido un campo de concentración nazi, concretamente un campo de trabajo con prisioneros serbios. Los trajeron para construir las bases de los submarinos en el puerto de Trondheim, esta ciudad desde la que escribo. Los nazis ocuparon Noruega entre otras razones para controlar los fiordos, y convertirlos en bases para los submarinos. De esta manera, los radares del Mar del Norte no podían captarlos. El fiordo de Trondheim me mete en tierra más de 300 kilómetros. Los hangares de los submarinos aún existen, hoy convertidos en almacenes y más cosas: uno de ellos alberga un museo de rock and roll.

Pues bien, esta casa no tiene la misma orientación que las demás porque aquí debajo están los restos del búnker de los oficiales alemanes dentro del campo de concentración. No se pudo destruir después de la guerra y cada verano se puede ver más muro que sobresale de la tierra del jardín por la presión invernal del hielo y de la nieve sobre el suelo. La casa hubo de ser construida en una orientación diferente porque el búnker está debajo, aquí debajo. Ahora no puedo ver los restos del muro porque la nieve los cubre. Esa nieve que sigue cayendo y cubriéndolo todo con su manto.

Ese mismo verano en que descubrí la historia del búnker, Antón Castro me pidió un relato para "Heraldo". Lo escribí aquí sentada y lo ambienté en esta casa. La pinté de amarillo, eso sí, porque me gusta más. Fue un relato breve. Pero quise escribir más, profundizar más en lo que pasó entonces por estos lares. Un par de annos después escribí Donde aprenden a volar las gaviotas.

Ésta es la historia de su génesis.

Esta casa, este jardín.

La casa gris, que no es amarilla.

 

NOTA: Gracias, Dani y Rafael por vuestros buenos deseos desde el calorcito de los madriles y de Sevilla.

4 comentarios

polla grande -

donde esta el resumen

Celia -

Hola ^^ Bueno, en un principio no pensaba poner un comentario, porque me parecía un poco raro. En realidad, bastante raro. Yo simplemente lo que estaba buscando era tu biografía para el trabajo de lectura que me han mandado de El Retrato de Carlota (que por cierto, no veas lo que me ha costado resumirlo :P), y he acabado aquí. Y bueno... lo que decía, que en un principio iba a ojear y a irme sigilosamente, pero luego he pensado que si yo fuese tú, me haría ilusión que comentase, aunque no tenga mucho que decir ^^
Así que nada, un saludo, que es lo que se dice en estos casos, y eso... que me gusta mucho Ferrando, jajaja XD
Adiooos ^^

Nerea -

Tu post me trae el recuerdo de la lectura de un buen libro ;)
Por cierto, hoy he leído el número 9 de la revista de la AAE. Qué estupendos artículos sobre LIJ, desde que me enteré de qué era el monográfico, tenía ganas de leerla.
Besos desde la ciudad del cierzo, ahora con una niebla que no me deja ver el edificio de enfrente.

Juan Antonio Glez. Romano -

Todo me es conocido, pero eso no impide que me siga sonando muy bien. El sitio, sin duda, inspira una historia, pero hace falta una sensibilidad como la tuya para advertirlo y sacarle partido. A ver con qué nos sorprendes en el año nuevo, que espero sea feliz para todos. Un abrazo.