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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

VIAJAR

Viajar, como leer, nos abre ventanas al mundo. Recibo una postal desde Ljubjiana, tan maravillosa como sus remitentes. Yo estuve allí un día de eclipse total, hace unos años. El día se hizo noche en medio del lago de Bled. Un viaje sobre el agua, lleno de luminosa oscuridad.

Viajamos en el autobús y leemos en el autobús.

Leemos en las caras de los demás, sentados a nuestro lado en el bus, en el trabajo, en nuestra misma mesa.

Leemos necesidad de comunicación, resignación amargura revestida de dinamismo, de alegría. Alegría revestida discretamente del esbozo de una sonrisa. Leemos en la mirada de los otros, tras las gafas de metal, en unos ojos silenciosos pero llenos de voz.

Leemos en los gritos atronadores de algunos: algunos gritan para callarse sus miserias. O gritamos.

A algunos les gusta amargarse la vida propia y amargar, si pueden, la de los demás. Por eso gritan más fuerte.

Me disgustan los gritos. Me gusta hablar bajo.

Mi voz no da para más. Conozco mis limitaciones.

En general.

 

NOTA: Max, tienes razón, escribiré algo en la web de la corporación. José María, Don Diego, tal vez, además del desastre televisivo, alguien no ha vendido la moto tan bien como debería haberlo hecho. No sé, no sé. Besicos a todos.

 

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