COLECCIONES
Tras el verano, vuelve el afán coleccionista. Va una a comprar el periódico, y se encuentra la tienda llena de cartones, embalajes, carpetas..., todo lleno de productos supuestamente atractivos para ser consumidos, incluso en época de crisis, casi recesión: deuvedés de películas antiguas, modernas, óperas de tenores famosos, relojes, cedés flamencos o clásicos, muñecas con vestidos exóticos, abanicos reproductores de pinturas famosas, libros de tema variado...
Siempre me he preguntado la causa de este afán, o al menos de esta publicidad de ciertas editoriales: siempre después del verano, o cuando comienza el año. Algo ocurre en los comienzos: uno pretende acudir al gimnasio y no va, uno pretende hacer una dieta y no la hace, uno pretende estudiar y a lo mejor tampoco lo hace.
Y uno vuelve del verano y, o compra muebles nuevos, o vasos o tazones (véase el nuevo catálogo de IKEA, ya en nuestros buzones estos días, por algo será...), o empieza a hacerse colecciones, o barcos por piezas.
Colecciones nunca terminadas, y barcos casi siempre inacabados.
Cuando era niña, comprábamos cromos para coleccionar en un álbum: había uno de animales, plantas, culturas, vida marina. Era precioso y aún está en casa. Mi madre coleccionó los cromos de las fotos matrimoniales de Fabiola y Balduino, reyes de los belgas. En su día, década de los 50, debió de ser la boda por antonomasia, y las adolescentes coleccionaban sus fotografías: en color, de las primeras. También guardo el álbum de la familia Telerín: los de "Vamos a la cama" (Tete, Maripí, Cleo...), ése me gustaba mucho. Fue en los 60. Los tres están completos. No recuerdo si empezaban las series con el curso, o con el año, o entonces había menos estudios de márketing al respecto. Probablemente.
Yo ya no empiezo colecciones.
NOTA: Bienvenido, Max, de nuevo al blog. Nos gusta tenerte por estos lares.
2 comentarios
Dani -
Por otro lado, ¿quién no ha sucumbido a la tentación de comprar alguna oferta de lanzamiento? Creo que todos tenemos por ahí algún número uno de alguna de ellas.
Besos.
Néstor Mas -