REÍR
Reír al escuchar alguna noticia autopropagandística: Televisión Española va a cambiar.
Dice el director, cito casi textualmente, lo acabo de escuchar en la radio: "No es el cambio de un símbolo. Es el símbolo de un cambio".
El candidato en Denver seguramente no ha dicho una frase mejor. Pero es tan absurda, conociendo lo conocido, y sabiendo lo sabido, y mirado, y visto y escuchado en el ente-corporación...
Nueva imagen de TVE, nuevas mesas, fondos, pantallas, vestuario: millones y millones de diseño para nada. Para echar basura hacia los receptores, como si nuestros aparatos y nosotros mismos fuéramos contenedores más o menos de diseño y sin posibilidad de reciclaje.
No cambiarán a las enviadas especiales, monísimas ellas, de 30 años máximo y ropa y peinado adecuado. Los partidos de fútbol, interés nacional, no se cortarán. Las películas sí, seguirá por tanto sin poder verse cine en la tele española. Los concursos, salvo honrosas excepciones como "Saber y ganar" y su presentador Jordi Hurtado, darán ganas de vomitar. Los debates brillarán por su ausencia, y cuando existan, lo harán a unas horas en las cuales casi todos los mortales dormimos.
Seguirán los cines de barrio, del mío no, por cierto. Seguiremos pagando, lo pagamos todos no lo olvidemos, sueldos tremendos, casas en La Moraleja, etcétera, etcétera, etcétera...
Seguiremos sufragando el reino de la mediocridad comunicativa.
No sé a vosotros, a mí me molesta enormemente.
No sólo me molesta, este verbo es muy fino: me jode enormemente.
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Rafael Lucena -