MALETAS
Paso por la tienda de maletas de al lado de mi casa.
Pienso en todas las maletas del avión accidentado ayer.
Los viajeros habían hecho sus maletas unas horas antes de morir. Sus ropas, unas planchadas, otras no, bien dobladas, las cremas, colonias, los regalos para la familia, las postales. Tal vez el diario, el cuaderno donde alguien habría escrito sus experiencias del verano. Los libros leídos, las guías compradas. Los libros aún no leídos. Alguien cerró las maletas con candados, o con plástico azul para evitar robos o intromisiones indeseadas. Alguien olvidó el candado en casa y no las pudo cerrar.
Todos pensaban abrirlas al llegar a casa. Tal vez alguna se habría perdido, extraviado, llegaría al día siguiente como pronto.
Nadie pensaba en lo ocurrió.
Las maletas nunca llegarían a destino. Tal vez alguna en verdad se extraviara y llegue a su aeropuerto de destino, hoy o mañana.
Pero su dueño no la recogerá. Dará vueltas y más vueltas en la cinta y nadie se la llevará a casa.
Dolor, mucho dolor.
1 comentario
Cris -
Desde Madrid, el accidente que describes, se vive muy de cerca. Es una pena, sobre todo por que casi todas las personas eran familias de vacaciones. Niños pequeños, madres padres, chicos, chicas, embarazadas (me apreció leer en el periódico. En resumen: personas.
Un saludo.