FIESTAS
Nunca me han gustado las fiestas masivas. He estado pocas veces en fiestas de pueblos. De niña y de jovencita, no me dejaban, eran otros tiempos.
Durante mis años de estudiante, las fiestas del barrio coincidían con los exámenes finales. Nunca pude ir a las verbenas, ni a las ferias, ni a los conciertos. No me preocupaba especialmente no ir, la verdad. Además, el ruido de la música en las plazas cercanas me distraía momentáneamente del estudio, o de la lectura, del Amadís, pongamos por caso. Nunca disfruté de esas fiestas. Acaso, de niña, la visita a San Antonio y los dulces bendecidos en la puerta de la iglesia. Eso sí me gustaba. Iba siempre con mi madre y lo pasábamos bien.
Ahora vivo junto al lugar donde se celebran las verbenas, las ferias, los conciertos. Todo eso va a estar justo debajo de esta ventana; junto a ella estoy escribiendo este post. Casi todos los vecinos huyen en desbandada del ruido monótono de los carruseles, y de las charangas. Yo no voy a poder huir.
Seguiré escribiendo mi novela, y tal vez en ella aparezca un tiovivo, o una trompeta desafinada.
O un inmenso insomnio.
Tal vez la novela salga ganando.
2 comentarios
Juan Antonio -
Magda -