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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

TILDES

Ahora tampoco puedo poner tildes con este ordenador.

Me advierte de la presencia de un "Troyano". El "Troyano" parece haber desaparecido. Pero la tecla de las tildes hace cosas extrañas.

Si al menos el "Troyano" visitante fuera Eneas, o Hector. O incluso el tal vez rubicundo Paris. Pero no, le llaman "Troyano" a un virus. Pobre Homero, pobre Schielemann (no recuerdo si se escribe de esta manera. Pensaba haber descubierto la mascara funeraria de Agamenon, pero no). Incluso pobre Priamo.

Troyano igual a virus. No es justo el nombre. No, no lo es.

Pero no, el visitante en realidad ha sido, acaso,  el de los pies ligeros, o mejor dicho, una parte de su pie. O de su pierna. O mejor de las dos cosas a la vez. Y su  heroico nombre tampoco lo puedo escribir en este aparato.

Puedo escribir  Akiles, o Achiles, pero no es lo mismo. Mejor "el de los pies ligeros".

Pero era griego, no troyano.

¡Vaya!

 

 

 

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