TELÉFONOS
Myrull, lana de los pantanos,
en Joldahl, Trollheimen,
Noruega.
Ahí también pueden llegar.
Estoy harta de la señorita Carla, de la señorita Eva, de la señorita Marta.
Y del señor Eduardo, del señor Juan Manuel, del señor...
Todos llaman por teléfono con número oculto, al móvil y al fijo, a las 9 de la mañana cuando estoy en el autobús o en clase, a las 3 de la tarde cuando estoy comiento. A las 4 cuando intento dormir unos minutos. A las 9.30 de la noche cuando ceno, o escribo o estoy fuera con otras personas.
Llaman de Vodafone, de Tele dos, de Movistar, de Ya.com. Se meten en tu oreja, dentro o fuera de casa.
Prentenden venderte algo, a pesar de tu negativa.
Tienen voces amables e intentan, además, serlo.
Pero yo no. Les pido: "Por favor, borren ustedes mi nombre de la lista. No me llamen más. No me interesa. No me molesten".
En cambio, las llamadas más esperadas, o más deseadas, o más necesarias.
Ésas se hacen esperar. O desear. Y a aguantarse tocan.
Estoy harta.
Será la astenia primaveral.
2 comentarios
Juan Antonio -
Rafa -