LUGARES
Tulipanes rosas, ya se ve.
Cada vez me convenzo más de que mi estado natural es estar dentro de un tren o en un aeropuerto. Esta frase puede parecer pretenciosamente cosmopolita, y hasta gilipollas. Pero no.
Mi amigo R. dice que los aeropuertos son algo así como lugares inexistentes. Y yo también lo creo: estás en medio de ninguna parte. Entre un avión y otro. En un país cuyo suelo no llegas a pisar merced a eso que llaman "fingers", y que te sacan de la nave para colocarte directamente en la terminal.
Y así te quedas un par de horas, o tres, o cuatro, rodeada de desconocidos (¡menos mal!), de lenguas: algunas las entiendes, otras las identificas, otras ni siquiera. Te paseas por las tiendas supuestamente libres de impuestos y te compras una crema, o dos: con los años te vas comprando más cremas antiarrugas; o un perfume: con los años vas comprando menos porque ya no te queda ni madre a la que llevarle aroma embotellado ni suegra a la que regalarle "J´adore" de Dior.
Y lo que te compras son unas flores que no tienen olor: unos tulipanes rosas que se inclinan en este momento ante las palabras a la vez sinceras y mentirosas de B.F. Pinkerton.
2 comentarios
Nerea -
Besos, Ana!
Ricardo -