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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

AMORES II

AMORES II

Cuadro titulado "La realidad es el deseo",

de la artista madrileña Almudena Mora 

 

Paso el día llamado de San Valentín en Madrid, que es uno de mis lugares amados. Ya lo era antes de que me fuera "casi" a la capital a vivir. De jovencita pasé algún que otro mes con mis primos, y allí fue donde aprobé la oposición al trabajo que me da de comer, y me que me gusta. Fue en un instituto llamado de la Virgen de la Paloma, nombre madrileño donde los haya.

Tenía que pasar por 13 paradas de metro para llegar, y me tocaron los temas 1 y 12, cuya suma también es 13. Algo más había con relación a ese número, para algunos maldito, para otros mágico. A mí siempre me gustó.

Ahora cada vez que vuelvo a Madrid me gusta perderme y dejarme acariciar entre esos brazos de ciudad: sus calles, su cielo, su voz.

Marchar de Madrid es, cada vez, como morir un poco. Cada viaje me parece una ventana abierta cuando llego, pero cuando me voy veo que se va cerrando a la misma velocidad que el tren.

Me gusta perderme en esta ciudad que aún me besa y me acaricia.

4 comentarios

Almudena Mora -

Ana me ha emocionado ver una de mis obras en tu blog, me gustaria ponerme en contacto contigo, donde vives??

Ricardo -

Yo vine a Madrid.... y me quedé. Ayer hubo de nuevo un taxi cogido, casi, en la Gran Vía, como antaño. Hoy, el cielo del atardecer ha sido uno de esos endecasílabos que besan los párpados. Bacione!

Nicolás -

La verdad es que el centro de Madrid es muy bonito, mucho más bonito que la impresión que da, por los malditos coches. Uno piensa en cómo fue la calle de Alcalá o el Paseo del Prado hace menos de cien años, sin coches, y tuvo que ser y es todavía, si la dejaran lucir, una de las capitales más bonitas de Europa. Pero los madrileños quieren poco a su ciudad, y las consecuencias son, entre otras, ese tráfico por el centro que hace que lo que podría ser una de las mejores ciudades monumentales de Europa sea una autopista.

Javier -

Salir de Madrid llorando.

Así me dijeron de Galicia: "Se llega riendo y se sale llorando" (por lo que se deja allí).

Y es cierto. Pero no sólo en Galicia.