NOMBRES
Piedras volcánicas del Vesubio, del Stromboli, y del Etna
No son diamantes pero van y vienen
Hay nombres que ejercen sobre nosotros una misteriosa fascinación. A veces por su sonoridad, a veces porque conocimos a alguien que lo llevó y que nos dejó huella. Esta mañana he visitado un colegio de Zaragoza, el de Santa Rosa. Una tía mía es maestra allí. Cuando hablaba de las cosas personales que esconde la novela mía que han leído, les he hablado de que ella había asistido a la presentación del libro. No les he dicho quién, para jugar un poco a la adivinanza: "Alguien que está muy cerca de este aula", "os dio clase cuando erais pequeños". Se miraban unos a otros, "¿quién será?". He dicho el nombre, y jamás he visto que un nombre fuera capaz de cambiar el semblante de alguien, tanto como pronunciar la palabra "Mariví", ha hecho con este grupo de jóvenes. Han brillado sus ojos, sus sonrisas y cada brizna de su piel de un modo que me ha tocado el tuétano. No me extraña, Marivi transmite calor. Su piano fue el primero que vi en mi vida. Me parecía un objeto mágico.
Ese nombre les ha evocado momentos muy hermosos de una infancia que ya están empezando a dejar.
En mi adolescencia hubo muchos nombres, y en mi infancia. Algunos caen inmisericordes en el olvido. Otros no. Algunos vuelven en un momento inesperado. Cuando regresé a Zaragoza hace tres años, me presenté en el instituto que me habían adjudicado, y pedí hablar con alguien del equipo directivo. La compañera de la secretaría pronunció dos nombres que, de pronto, me llevaron a mis años adolescentes en la entonces llamada Universidad Laboral, luego Centro de Enseñanzas Integradas, y hoy desaparecida. El nombre de "Pilar D." me llevó a las clases de trigonometría, senos, cosenos, y polinomios en un 1º de BUP "M" (éramos varios cientos en primero). El nombre de "Gloria C." me acompañó a la Literatura de COU, a Machado, a Unamuno y a Pedro Salinas. ´
Y de pronto me di cuenta de lo que significa la palabra "regresar".
Aunque nunca se vuelve del todo.
Porque regresar siempre es, también, abandonar.
Nos pasamos la vida abandonando y regresando.
Las que fueron mis profesoras, hoy son mis compañeras.
La vida, que tiene muchas facetas, como los diamantes.
NOTAS:
Gracias a los chicos de Santa Rosa, he disfrutado muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo con esta mañana compartida.
Nicolás, no he sido yo esa Ana: nunca nos has dicho cuál es tu blog.
2 comentarios
Goretti -
Gracias también a ti por el rato tan divertido que nos hiciste pasar.
Ricardo. -