MUÑECAS
Hay muñecas libres y otras a las que atan.
Hay muñecas de porcelana, de plástico, de madera. Pero también de carne. Y de hueso.
Hay muñecas que no saben que son muñecas.
"Hice piruetas para caerte en gracias, porque era eso lo que se esperaba de mí", le dice Nora a Torvald.
Ella sí que supo que era una muñeca, y se fue.
Leeré CASA DE MUÑECAS de Henrik Ibsen con mis alumnos. En 1879 su estreno fue una revolución. Y un escándalo.
Y hoy lo sigue siendo.
Más de cien años. No aprendemos nada. En la memoria genética no se queda casi nada.
Acaso, el recuerdo de las cavernas.
No me refiero a las de Platón, claro.
2 comentarios
Lu -
Javier -