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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

MUÑECAS

Hay muñecas libres y otras a las que atan.

Hay muñecas de porcelana, de plástico, de madera. Pero también de carne. Y de hueso.

Hay muñecas que no saben que son muñecas.

"Hice piruetas para caerte en gracias, porque era eso lo que se esperaba de mí", le dice Nora a Torvald.

Ella sí que supo que era una muñeca, y se fue.

Leeré CASA DE MUÑECAS de Henrik Ibsen con mis alumnos. En 1879 su estreno fue una revolución. Y un escándalo.

Y hoy lo sigue siendo.

Más de cien años. No aprendemos nada. En la memoria genética no se queda casi nada.

Acaso, el recuerdo de las cavernas.

No me refiero a las de Platón, claro.

2 comentarios

Lu -

Algo queda. Algo pervive. La memoria literaria.

Javier -

Ataduras que se ven y ataduras invisibles,