NAVIDAD NORDICA III
Subió la temperatura durante los días de Navidad y eso es lo peor que puede pasar: llueve, se deshace parte de la nieve, por la noche vuelve a helar (por supuesto), y al día siguiente todo se ha convertido en una gran pista blancagris de patinaje. Así está hoy. El cielo en estos momentos está azul y rosa: altas presiones que significan temperaturas gélidas. Hay diez grados bajo cero, temperatura agradable para pasear y respirar por tiempos si no fuera por el pavimento helado. Creo que hoy no saldré de casa.
Anoche estuvimos cenando en casa de Sigrun, una pintora amiga de la familia. Su casa es deliciosa: allí se mezclan sus iconos, sus tapices, sus cuadros coloristas, con su viejo munneco infantil, con una caja de música de su abuela tipo organillo que también escondía una hermosa melodía, con antiguos muebles pintados a mano, con piedras, algunas trabajadas por ella, otras no. Me ensenna una que esculpió en Espanna: resulta ser un alabastro del Bajo Aragón, muy puro. Me gusta tocarlo. Comemos un cordero ahumado y salado exquisito, acompannado de puré de patata y nabo, de salchichas, y de mostaza. Es otro de los platos típicos de la navidad escandinava. De postre un arroz con nata, cubierto de salsa templada de fresas que ella misma recogió este verano, congeló y preparó: rojo sobre blanco en una cocina pintada de rojo y de negro, como la decoración de la mesa. Una fiesta de color.
El camino a casa me tocaba conducirlo a mí: para esto no bebí. Pero no me atrevo. Hay demasiado hielo y está muy difícil. Sólo conduzco en Noruega y en noches en las que la única que no bebe soy yo. Pero desde la nochebuena del anno pasado me da miedo: se me fue el coche, choqué contra la nieve y no pasó nada, pero me asusté; en el coche íbamos los cuatro supervivientes de la familia más directa. Anoche me quedé en el asiento de atrás, con los guantes de lana en mis manos frías.
Fue mejor así.
2 comentarios
Jandro -
Nerea -
Y felices fiestas, con tradiciones diferentes e interesantes...