ESPACIOS III
Paso en fin de semana en Almochuel. Es un pequeño, muy pequeño, pueblo de la provincia de Zaragoza, allá donde penetra fálicamente en los territorios turolenses. No hay más de cuarenta habitantes censados y, extrañamente, hay más hombres viudos que mujeres.
El pueblo nació en el siglo XVIII y la mayoría de las casas, catorce, provienen de esa época: el arzobispo de Albalate decidió repoblar estas tierras con campesinos de su villa y de La Puebla de Híjar. A cada familia les dio media casa y una pareja de mulas. Por eso las casas tienen una distribución aleatoria: habitaciones que pertenecen a un vecino, a otro.
Nosotros sólo tenemos media casa, pero el polvo que se acumula es el de veinte. Los olivos que circundan el pueblo no son suficientes para parar la tierra de los campos. El verde plomizo del olivar contrasta con los blancos, ocres y rojizos de unas tierras que ven el agua muy de tarde en tarde. La paleta de colores es hermosa, y pasear por los caminos de las lindes, árboles ausentes, muestra cuan amplio puede ser el horizonte.
En Almochuel se está construyendo una hostería rural. Un lugar tranquilo para reconciliar el cuerpo y el alma con la naturaleza más agreste de Aragón, con la luz más intensa, sin sombras que la mitiguen. Sólo tú y el mundo.
Como un paisaje de Friedrich sin montañas ni árboles.
Como los paisajes de Ruizanglada, que ya va a hacer cuatro años que se fue.
El pueblo nació en el siglo XVIII y la mayoría de las casas, catorce, provienen de esa época: el arzobispo de Albalate decidió repoblar estas tierras con campesinos de su villa y de La Puebla de Híjar. A cada familia les dio media casa y una pareja de mulas. Por eso las casas tienen una distribución aleatoria: habitaciones que pertenecen a un vecino, a otro.
Nosotros sólo tenemos media casa, pero el polvo que se acumula es el de veinte. Los olivos que circundan el pueblo no son suficientes para parar la tierra de los campos. El verde plomizo del olivar contrasta con los blancos, ocres y rojizos de unas tierras que ven el agua muy de tarde en tarde. La paleta de colores es hermosa, y pasear por los caminos de las lindes, árboles ausentes, muestra cuan amplio puede ser el horizonte.
En Almochuel se está construyendo una hostería rural. Un lugar tranquilo para reconciliar el cuerpo y el alma con la naturaleza más agreste de Aragón, con la luz más intensa, sin sombras que la mitiguen. Sólo tú y el mundo.
Como un paisaje de Friedrich sin montañas ni árboles.
Como los paisajes de Ruizanglada, que ya va a hacer cuatro años que se fue.
3 comentarios
Angel Tomás -
Soy de la comarca de Belchite.
A veces hacemos trabajos sobre las localidades.
Recientemente hemos publicado una revista que se llama "Al sur del Ebro". Me gustaria estar en contacto pues sería interesante que escribieras alguna cosa sobre la localidad de ALmochuel, si no es en esta revista, en alguna sobre la zona.
Un saludo Angel Tomás
Maikel -
Nicolás -
No lo sabía...
Yo soy de La Puebla.