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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

ESPACIOS II

María José me envía un mensaje desde el cráter del Ngorongoro. Me llega cuando estoy paseando por la marisma de Santoña, que ya está llena de esas aves que van y vienen. Le mando otro de vuelta y llega. No salgo de mi asombro: la minúscula pantalla de una birria de teléfono enano refleja unas palabras escritas segundos antes en la otra parte del mundo. Ya sé que esto es normal en los tiempos que corren. Pero debe de ser que corren demasiado. No vamos al mismo ritmo ni a la misma velocidad los tiempos y yo. Es una desgracia: uso los tiempos pero no acabo de entenderlos.

Las estrellas son esos "occhi fissi, attenti" que canta la Butterfly mientras el pesado de Pinkerton lo único que quiere es irse a la cama con ella. Cuando duermo en casa de mi amiga Carmen, en la habitación de Carlota veo el cielo nocturno que hay en el techo de su habitación. Es el único momento en que siento no haber operado mis miopes ojos: las estrellas se desdibujan en mi retina cuando me quito las gafas. Pero tampoco me importa mucho: así brillan en un espacio mayor alrededor de sus centros.

Pues sí, olía a boj en la Plaza de Oriente, y el público callejero de DON GIOVANNI disfrutaba de las voces más que muchos de los/las que estaban dentro, demasiado ocupados en que no se arrugara la camisa, ni se moviera el gemelo, ni la melena, ni el diamante del broche. Niños, jóvenes sentados en el suelo, abuelas sentadas en las sillas plegables de casa. Un silencio inundado por aquello que Mozart y Da Ponte escribieron para que siglos después lo pudiéramos compartir en el Real, dentro y fuera. "Cuántas noches como esta..."

2 comentarios

Javier -

¡Sorprendente Ana!, entraña muchos más misterios ese cielo estrellado que admiramos, que la - torpe a veces- red gsm creada por los humanos. Saludos, J. :)

carlota -

!Qué sería de las noches sin las constelaciones que nos guían por los sueños caprichosos. Y como relaja mirar ese techo estrellado, con Orión y Casiopea sobre mi...
Besotes!