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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

Una obra de arte de nueve minutos

Una grieta en la pared después de una tormenta puede acercar dos mundos que estaban condenados a vivir de espaldas. Eso es lo que ocurre en el cortometraje SONRISAS, de Pilar Palomero, que presentó ayer Cristina de Prado en Zaragoza. Un joven inmigrante de algún país del este y una mujer separada con dos hijas viven sus soledades a cada lado de la pared en la que se abre la grieta.

El corto es al cine lo que el relato breve es a la literatura. Es un género de pequeño formato pero no menor. Hay que contar una historia con pocas imágenes y con pocas palabras. Y eso es lo que hace Pilar Palomero de una manera magistral. Es su "opera prima" pero parece una obra de madurez. Y eso en todos sus aspectos: la idea de la que parte es en sí misma atractiva, con esas reminiscencias de la fábula mitológica de Píramo y Tisbe; los puntos de vista de la cámara, a la vez narradora y descriptiva; la dirección magnífica de los actores; la música de Andrés Acebes compuesta expresamente y que la realizadora ensambla creando una coreografía total. Pilar Palomero sabe lo que hace y ha creado un filme breve, conciso, espléndido, en el que las palabras y los silencios se funden en ese acto de comunicación que propicia la grieta. Una obra de arte de nueve minutos.

Una joya que, además, nos enseña que de la catástrofe puede nacer la belleza, la bondad, las sonrisas.

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