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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

SEIS

A veces, seis no es nada más que un número, la suma de tres y tres, la de cuatro y dos, la de cinco y uno...

Otras veces, es un dígito que señala una cantidad de años, por ejemplo.

Por ejemplo, los que han pasado desde el día en el que murió mi madre, otro 18 de febrero. Aquel día era miércoles, hoy es jueves. Los números permanecen, las letras cambian.

Tal vez lo único inamovible sean los números. Las palabras se transforman como los días.  Y con ellas todo lo demás: el pensamiento y el lenguaje son las dos caras de esa moneda que somos nosotros, cada uno de nosotros. Y nosotros cambiamos cada día, cada hora, cada minuto.

Como el dolor, que no desaparece pero se transforma porque es una manifestación más de la energía del universo.

Del universo total y del universo particular, el nuestro, el de cada uno.

Nuestro universo, nuestro planeta individual, en el que a veces crecen las flores principescas, y a veces no vemos ni el falso reflejo de las lunas.

Seis años, sí, un universo en el que casi todo sigue girando con cada respiración.

Incluso con los últimos suspiros que permanecerán para siempre en mi memoria.

 

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