TABACO
La señora Beckham, de soltera Adams, decía que España olía a ajo. No es verdad. España no huele a ajo. España huele a tabaco. Eso se notaba antes en cuanto uno llegaba a BArajas desde los países del norte. Ahorqa sno se nota en Barajas, pero sí en cuanto uno sale a la calle. Muchas veces toca respirar el hjumo del viandante de delante (vaya pareado horrendo...). Y sobre todo toca respirarlo cuando uno entra en un bar o restaurante con la sana intención de comer, descansar, charlar con alguien, o beberse una caña. Pero no, no es así: el humo de los de alrededor te rodea, se mete por tu boca y tu nariz hasta las entrañas. Te posee, te viola sin pedirte permiso y se aloja en tus pulmones. Se te irrita la garganta y los virus paseantes te visitan y se quedan para acompañar a la nicotina. La violación impregna además el pelo, la piel entera, y toda la ropa incluida la ropa interior: entrar en un bar español de fumadores implica una ducha de pies a cabeza en cuanto se entra en casa. Si has ido a la peluquería antes, ya te puedes olvidar de la hora quqe la peluquera se ha pegado contigo alisándote cada mechón: los rizos y el encrespamiento volverán por sus fueros por culpa de los violadores del humo. Y nadie te pagará la factura.
La infección de garganta posterior y la bronquitis adyacente te postrarán en cama con una fiebre brutal, el pecho hará ruidos de diverso tipo durante semanas, te quedarás sin ir a trabajar, sin ir a trabajar, el médico tendrá más faena de la norma, tú te quedarás sin voz, los alumnos sin profesor y España seguirá respirando humo. Seguirá oliendo a tabaco y todos seguiremos siendo violados por el humo. ¿Esto es progresía? No, esto es gilipollez.
Hoy he visto un cartel que me ha llenado de esperanza: De la Asociación Española Contra el Cáncer: exige que la ley prohíba este disparate. Es decir, que la ley de modernice, se europeice: en el resto de Europa no se fuma ni en bares ni en restaurantes. Acaso los fumadores pueden tener un rincón pero nada más. Cuando uno está fuera del país puede ir a comer a cualquier sitio, sabiendo que no va a ser violado por el humo. La Ministra de Sanidad está por esta línea. No es nada raro, a pesar de que algunos llamados "restauradores" dicen que la ley quiere acabar con ellos. ¡Qué disparate! Un poco de sentido común, por favor. Y de saber qué pasa en el resto de Europa.
Y de respeto. Y de ir con el viento de los tiempos, y no con la recalcitrante idea de "qué me importan a mí los pulmones ajenos, si los míos ya están jodidos!". Idea basada en la falta de respeto y de educación de algunos fumadores. No de todos, afortunadamente. Algunos ( pienso en nombres y caras de fumadores respetuosos) argumentan a favor del tabaco con sabiduría, y fuman lejos de los no fumadores: nada que objetar. Que cada uno haga de sus pulmones lo que le dé la gana. Pero todos: también los que no fumamos. No tenemos por qué soportar el humo ni la mala educación ajenos. Y además gratis.
A los fumadores siempre les quedará su casa, las terrazas de las casas de los amigos, las de los bares y restaurantes (tal vez) y la calle. Aunque lo de la calle... En fin... Mejor que no me nombren Ministra de Sanidad.
Ya veis que en esto soy bastante beligerante.
Gracias, Raquel, por tu comentario. Me alegro mucho. Bienvenida al blog.
6 comentarios
Carlos -
p.d: Me an gustado mucho tus textos enhorabuena por tu trabajo.
gabriel -
Gabriela -
¿por usted ambienta sus relatos tanto en Noruega?
Gracias.
Nerea -
Juan B. -
marc -
tienes mucha razón con lo del tabaco mis padres fuman i no puedo aguantar cuando fuman delante de mis morros.