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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

NOCHE DE SAN JUAN

Mi abuela contaba cosas sobre esta noche mágica: poner agua al sereno y lavarse una la cara con esa agua al día siguiente. Así se consigue una piel más blanca. Lo haré esta noche, como todas las de San Juan cuando me acuerdo y tengo terraza para poner el balde. Me lavaré la cara para tener una piel más blanca y después me pondré el autobronceador.

Para parecer más morena. Las cosas, a veces, son así de paradógicas. Las personas, a veces, mucho.

También contaba algo mi abuela de una virgen:  se podía ver en las claras de huevo la noche de San Juan, pero no me acuerdo cómo ni cuál era el sistema.

También haciámos un vino de nueces: estaba muy rico, y las nueces se debían coger el día de San Juan. Las cogíamos en una finca cercana al canal. Debía de ser de algunos parientes o conocidos, no teníamos coche y llegar hasta allí, me parecía una expedición. Y luego veníamos con el cargamento de nueces. Mi abuela, mi madre y yo.

Lope recogió versos en los cuales se hablaba de coger "verbena" la mañana de San Juan, o de no cogerla "pues mis amores se van". La verbena recogida este día o esta noche tiene cualidades amorosas, o amatorias, as you like it.

A mi amiga Concha le gustaba hacer una hoguera la noche de San Juan. Diminuta, en el balcón, en Teruel. Y mirar el cielo, y tomar baños de luna. Y regalarnos ratos de felicidad.

Mi amiga Concha murió. Cuando su hermano me dio la noticia por teléfono no pude llorar. Tardé dos días en poderlo hacer.

Las lágrimas no siempre salen cuando se las espera. No siempre podemos llorar. Hoy he sabido de una persona cuyos ojos no pueden llorar. Como uno de mis personajes. Pero lo más curioso es su nombre: ambas se llaman igual.

Esas cosas pasan la víspera de San Juan. Y más.

Feliz noche mágica.

 

NOTA: Un besico, Miriam, hasta el viernes.

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