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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

EL POETA

Cuando muere el cantor...

Cuando muere el poeta,

morimos todos un poco. O un mucho.

Esta mañana llevé a clase dos libros de Benedetti firmados por él en dos Ferias de Libro, en el Retiro. Los he llevado para dos cosas: para leer alguno de sus poemas, y para dejar a mis alumnos tocar las mismas páginas, no sólo escritas sino tocadas por él.

Por el poeta.

No se fue del todo. Sus huellas dactilares se mezclaron esta mañana con las de mis alumnos.

Y con las mías de nuevo en el autobús.

Tocar lo tocado.

 

4 comentarios

Vicente -

En mi instituto, Bajo Cinca de Fraga, tenemos mañana una lectura colectiva de diferentes poemas de Benedetti en la que van a participar alumnos y profesores.
Salu2.

ana a. -

Cierto, Juan Antonio, ellos permanecen vivos a pesar de la muerte. Y cierto, Don Luis, a mí también me parece mágico tocar lo tocado por el artista.

Don Luis -

¡Bonito homenaje a Mario Benedetti! Y qué mágico puede llegar a ser tocar un objeto que el gran artista a tenido entre sus manos. La verdad es que yo también pensé lo de las huellas dactilares y desde entonces lo intento coger con delicadeza y respeto para no borrarlas ^_^

Juan Antonio -

Supongo que somos muchos los que estos días estamos leyendo a Benedetti en clase, o releyéndolo, en mi caso. Eso sí, no tengo la suerte de tocar lo por él tocado.
La grandeza de la literatura es que los buenos escritores nunca mueren.
Un beso sureño.