PRIMAVERA
La primavera, la sangre altera.
Eso dicen.
A mí me deja agotada. En cuanto la barrunto, me entra un sueño crónico acompañante durante todo el día. Sólo me espabilo a eso de las seis de la tarde. O sea, ahorita mismo.
Y no del todo.
Por la mañana, entre Garcilasos, Frayluises y complementos de régimen, no paro de subir y de bajar escaleras.
Y ahora me espera la novela recién comenzada. Me lleva a lugares de mi infancia y me lo paso bien entre hortensias, columpios, y las campanadas de una iglesia lejana. Cuando miro el reloj, han pasado más de dos horas y muy pocas páginas.
Un poco de poesía, sí, por favor, hace falta siempre, y en primavera más: gracias, Fernando, y bienvenida tu seguidilla, Juan Antonio. Las referencias a Catulo siempre se agradecen mucho.
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