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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

AUTOBUSES

AUTOBUSES

 Rascacielos de la Octava Avenida

Nueva York

 

Hay muchas maneras de ir en autobús.

Sentada. De pie. De pie apoyada en una pared. En alguien. Sentada sola. Sentada acompañada.

Sentada y hablando con la persona de al lado.

Sentada y callada.

De pie y hablando. Nunca con el conductor. O conductora. Por si acaso.

Sentada y leyendo.

Estos días leo en el autobús.

Leo poesía en medio de la ciudad.

Empecé con Verlaine.

Seguí con Francisco Javier Irazoki.

Y ahora estoy con Caballero Bonald.

También Caballero Bonald escribe sobre el olvido, como Neruda, como Benedetti:

 

 "Si el necesario olvido,

como el contagio de una llama,

tanto más cruento cuanto más tangible,

anuda sus tercos tentáculos

en la benevolente orilla de tu alma,

no lo dejes huir, acógelo

entre los muros..."

 

 

Una invitación al olvido.

En esa parte del poema.

El olvido como compañía en el autobús.

1 comentario

Soboro -

Lo malo del olvido es que se puede convertir en una adicción y, cuando menos te lo esperas, ya no sabes ni quién eres ni lo que has olvidado.