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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

ARQUEOLOGÍA

ARQUEOLOGÍA

Primavera, fresco hallado muy cerca

de Pompeya 

 

La arqueología es una de esas disciplinas rodeadas de una aureola quasi mítica. Cuando pensamos en ella, nos vienen a la mente los descubrimientos de Schliemann en Micenas, incluída la supuesta (supuestísima) máscara de Agamenón que vi hace un par de semanas en Atenas; o la tumba de Tutankhamon con Lord Carnavon y Howard Carter a la cabeza de la expedición.

Incluso pensamos en Indiana Jones, con sus arcas y sus santos griales perdidos y encontrados.

Pocas veces la imagen que nos viene a las mientes es la del investigador de campo y de despacho, la del que pasa calores y fríos por estas tierras del Aragón más profundo y desértico; la del que busca entre la arena y entre las páginas de todos los libros publicados sobre piezas similares a las que encuentra; la del que cataloga, numera, limpia, reconstruye, escribe y cuenta lo que hace.

Y lo cuenta sin el relumbrón de Howard Carter cuando vino a la Residencia de Estudiantes de Madrid allá por finales de años 20. Lo hace en sus clases, en sus artículos, en sus libros.

Lo reconocen sus alumnos, sus colegas. Y alguna vez hasta recibe un premio.

El profesor Francisco Marco, de la Universidad de Zaragoza, recibirá mañana el Premio Europa de Investigación, en la "British Prehistoric Society" de Londres. Un galardón prestigiosísimo en el mundo, otorgado a un aragonés, y del que nuestros diarios deberían hacerse más eco; como dicen algunos.

No tuve la suerte de ser su alumna. Los estudiantes de Filología sólo lo veíamos por los pasillos. Pero teníamos amigos en Historia que nos contaban de él.

Nos llegaron sus ecos. A nosotros sí.

Felicidades, profesor.

2 comentarios

Lu -

¿Hay mayor premio que el recuerdo de la labor docente?

Magda -

Muchas felicidades para el profesor que recibirá mañana el Premio Europa de Investigación, por lo que comentas es totalmente merecido.

Qué belleza de fresco.