FERIAS
Me paseo por la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Zaragoza: no más de una docena de casetas en la Plaza de Aragón antes de entrar en el Paseo de Independencia, jalonado de versos. Me paro y los voy leyendo, allá arriba bajo los arcos. Observo a la gente que pasea a mi alrededor: caminan de prisa, hablan en voz alta, miran las botas y los bolsos de los demás paseantes, el color de las mechas del pelo, quien lleva o no, bolsas de marca en las manos. Pocos leen poesía en la calle.
Ni en casa.
Me encuentro con Pepe Melero y con Miguel Mena, hablamos de libros y de blogs. Me pregunto si entre las páginas de esta feria habrá alguno de esos tesoros que Pepe siempre encuentra.
Cambio de caseta y encuentro un libro de Fernando Pessoa, lo cojo: es un compendio de ensayos de literatura y arte. Vale ocho euros. Lo abro, veo que está subrayado. Lo compro.
Acabo de descubrir dentro de él un teléfono del pasado, de otra ciudad, tiene siete dígitos, varios nombres, un recado, una felicitación navideña italiana, y en la primera hoja de cortesía, el primer comprador ha escrito a mano lo que supuso para él, o ella, este su primer encuentro con Fernando Pessoa.
Me gusta leer libros que ya han sido leídos por otros: me parece que los leo dos veces, o tres. Leo el libro del autor, el de cada uno de los lectores que han dejado su lectura, un cachito de su vida, en forma de subrayado o anotación o glosa, y el mío.
Escribo aquí uno de los subrayados del que tuvo antes en sus manos este volumen que ahora está en este escritorio de Zaragoza:
"Los dioses griegos representan la fijación abstracta del objetivismo que concreta. No podemos vivir sin ideas abstractas porque sin ellas no podemos pensar. [...]Como las ideas abstractas nos sirven para conducirnos entre las cosas, los dioses nos sirven también para conducirnos entre los hombres. Los dioses son por tanto reales e irreales al mismo tiempo. Son irreales porque no son realidades, pero son reales porque son abstracciones concretadas".
Casi nada para un domingo por la mañana.
1 comentario
Nerea -
Los libros antiguos me encantan, Ana, seguramente te gustaria la biblioteca que tengo en mi casa del pueblo. Esta tarde me pasearé por el centro de Zaragoza, por la mañana he estado preparando el viaje y en esgrima; en la entrada anterior me dejaste con las ganas de ver esas montañas...