Blogia
AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

ARMARIOS

Entrar en el armario de otra persona es una suerte de sacrilegio.

Entrar en el armario de un muerto es la profanación más completa.

Si además llevas en tus manos bolsas negras, unas para guardar en el desván, otras para tirar a la basura, te empieza a doler el estómago. Y la sonrisa ya no se dibuja en tus labios aunque te los pintes con una barra de  Christian Dior recién comprada en un aeropuerto internacional de lo más pijo.

Hay armarios de pie y armarios en los que se tumba a los cadáveres. Me cuentan que en IKEA, en las tiendas de Suecia, no en las de aquí, ni en las de ahí, venden ataúdes sistema propio: o sea por piezas, como todo en la cadena sueca. Te llevas las tablas y te lo haces tú mismo. Te venden también los tornillos y las bisagras, en el mismo lote. Sale mucho más barato que el que se compra en la funeraria.

Como Don Manuel en la novela de Unamuno. Él se lo hizo con el "nogal matriarcal". En Suecia no hay nogales, así que los harán con pinos, o con abedules. No sé. O importarán los nogales de algún otro continente.

En fin...

Nunca mejor dicho.

Lo del ... fin...

3 comentarios

Lu -

Se me hace un nudo en las palabras. No puedo escribir acerca del...

Manuel Vilas -

Querida Ana:

Bueno, me estoy dando un paseo por tu estupendo blog.
Me alegró mucho verte en la Fnac la otra tarde, y que te guste ese poema \"El inmaduro\".
Un beso,
manuel

Javier -

Como ya sabes, paso por similar situación. He delegado esa ingrata labor en mis hermanos. Miedo me daba enfrentarme al sólo hecho de traspasar la puerta. Lo siento, no puedo.