ROSAS EN EL MAR
Rosas que vienen del mar.
Hace dos años, otras como éstas fueron a dar a la mar.
Este título me recuerda a una casi vieja canción. Pero no. Hoy no.
Son las rosas que me han regalado en un instituto que se llama "Mar de Aragón", y con ese nombre podéis imaginar que se trata de un lugar mágico. Hemos hablado de la magia de la literatura, y de la de los fang, y de la que hay al otro lado del espejo. Del de Alicia, y del de Carlota.
El mar de Aragón está en Caspe, y me gusta: el que se escribe con minúsculas y el de las mayúsculas.
También hemos hablado de rosas y de su jarabe: ése que no sirve para nada aparentemente útil, solo para disfrutar del placer. ¿Pero es que hay algo más útil que ese disfrute? Sebastián y Ángela les dijeron a Benjamín y a Carlota lo siguiente:
"Sirve para disfrutar del placer de oler y saborear uno de los seres más hermosos de la tierra, que es la rosa, efímera y bella. Es como si así pudieras poseer la esencia de la propia belleza, y sentir su delicadeza en todos tus sentidos, en tu boca, en tu nariz. Sólo placer. Nada más y nada menos que sólo placer. Ésa es su utilidad, la del disfrute de este momento de placer y belleza. Beber la rosa. ¿Te parece poco?"
¿Os parece poco?
A mí me parece mucho.
4 comentarios
Magda -
Nerea -
A mi tambien me parece mucho que su \"labor\" sea unicamente nuestro disfrute, como un buen libro, je!
Almudena Mora -
Ricardo. -