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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

AMORES Y BODAS Y ECLIPSES

Otro fin de semana con boda. Esta vez fueron Ángel y Beatriz, que estaban tan guapos como se debe estar. Vicente y yo hablamos en la ceremonia sobre los novios. Las ceremonias civiles son tan aburridas como un vaso de agua en una bodega. Una nota entrañable y de humor se agradece entre "consientos" y "artículos" del código civil. Vicente habló de ella, yo hablé de él.

Él es una de las personas a las que más quiero.

Y del amor:

"Y es que a veces la vida nos da regalos que no esperamos. El amor es uno de ellos. Es ese vendaval que de vez en cuando entra por nuestras ventanas, nos penetra, nos cubre con su aroma y nos parece que todos los capítulos de nuetra vida han ocurrido para llegar a ese instante en que escuchamos las primeras palabras de la boca de alguien; nos parece que hemos estado caminando cada día para vivir ese mometno en que ella o él nos regala una mirada que brilla y que sonríe. Dante termina su periplo por el "Paraíso" con su Beatrice en LA DIVINA COMEDIA con estas palabras: "l´amore che muove il sole e l´altre stelle", "el amor que mueve el sol y todas las demás estrellas". Sí, el amor ese huracán capaz de mover estrellas. Es ese regalo de la vida que hay que agarrar con uñas y dientes cuando viene".

Claro que a veces una se da cuenta de que el tiempo cubre de demasiadas canas el amor.

Y es que hoy hay un eclipse de sol.

Los soles también se eclipsan de vez en cuando, y los vendavales sólo pasan de largo por tu lado.

2 comentarios

Juan -

Yo creo que el amor está fuera del tiempo, al igual que está fuera del espacio. Sólo el amor construye preciosos palacios que los huracanes no pueden tumbar ni el tiempo consigue engullir. El amor es lo que nos hace dioses porque Dios es amor. Lo que envejecen son los apegos, la vanidad, el deseo, los colapsos hormonales... todo un ejército de políticos del amor, pero no el amor. Al menos es lo que yo creo.

Begoña Gálvez -

Hola Ana, acabo de leer tu artículo y realmente me ha emocionado. Hoy he empezado a leer tu libro, en el metro, y casi me paso de estación, estaba tan inmersa en él... Espero que nos volvamos a ver pronto, entre paellas y cafés con limón. Un abrazo. Begoña Gálvez