MONJAS II
Aquel colegio en que pasé mis cuatro primeros años escolares amenazó ruina y lo tiraron. No fue una experiencia traumática. Más bien placentera: debió de ser porque las monjas nos regalaron algunos libros que aún conservo y un crucifijo que en algún momento guardó una reliquia de San Vicente de Paúl.
Me dio pena por la capilla: todos los meses de mayo llevábamos flores a María y cantábamos una canción que decía: "con flores a porfía, que madre nuestra es". Nunca supe a ciencia cierta lo que quería decir eso de "porfía", pero durante mucho tiempo estuve convencida de que se trataba de una señora parecida a María, igual de madre e igual de virgen.
Debe de ser que la concordia, la solidaridad, la justicia consiste, entre otras cosas, en eso: en repetir palabras sin saber lo que se dice, en castigar a niñitas de cinco y seis años a estar de pie con la silla en la cabeza, o con la pesada mesa de madera si se castigaba a las dos pequeñas que compartían pupitre.
Eso sí, si nos sabíamos la lección o hacíamos algún servicio especial nos regalaban medallas y estampicas de la virgen.
¡Qué monas!
Me dio pena por la capilla: todos los meses de mayo llevábamos flores a María y cantábamos una canción que decía: "con flores a porfía, que madre nuestra es". Nunca supe a ciencia cierta lo que quería decir eso de "porfía", pero durante mucho tiempo estuve convencida de que se trataba de una señora parecida a María, igual de madre e igual de virgen.
Debe de ser que la concordia, la solidaridad, la justicia consiste, entre otras cosas, en eso: en repetir palabras sin saber lo que se dice, en castigar a niñitas de cinco y seis años a estar de pie con la silla en la cabeza, o con la pesada mesa de madera si se castigaba a las dos pequeñas que compartían pupitre.
Eso sí, si nos sabíamos la lección o hacíamos algún servicio especial nos regalaban medallas y estampicas de la virgen.
¡Qué monas!
2 comentarios
carmen -
José María -