Mentiras
Como con mis compañeros en un restaurante japonés que regentan los padres de una de nuestras alumnas. Se llama Jing y un día del año pasado me regaló una rosa artesanal de madera. Ese mismo día murió mi madre y la rosa fue una de las últimas cosas que vieron sus ojos antes de cerrarse para siempre.
No sabemos qué es lo último que vamos a mirar. Me preguntó qué elegiríamos si pudiéramos hacerlo.
El restaurante está enfrente del antiguo lugar de trabajo de mi padre. Cuando era pequeña, muchas tardes íbamos mi madre y yo a buscarlo, y volvíamos paseando y jugando por el parque. Nadie podía imaginar que tantos años después, una rosa de madera venida desde China y desde esa misma calle iba a llegar a nuestra casa casi a la vez que se iba a ir mi madre.
No sabemos nada de nada.
Por la noche intento ver una de esas horrendas series televisivas. Tengo voluntad pero no lo consigo: este fin de semana me han presentado a uno de los actores, que es hijo de un conocido poeta y que ha escrito una novela juvenil y sentía curiosidad; pero no resisto más de un cuarto de hora. Decido poner el DVD de SANSÓN Y DALILA, y veo-escucho por enésima vez la escena de la seducción: nadie ha mentido más y mejor en un escenario como Dalila cuando le dice a Sansón "Réponds à ma tendresse! Verse-moi l´ivresse". Me acuerdo de que esta tarde, Cristina hablaba de la película JOHNNY GUITAR cuando ella le dice a él: "Miénteme, dime que me quieres". Dalila habla de "tendresse", "ivresse" y "caresse". Riman en francés estas palabras seductoras con "faiblesse", que es lo que le pasa a Sansón. Yo querría también meterlas en el mismo saco.
Y pienso en todas las veces en que necesitamos y deseamos mentiras para sobrevivir, mentiras de "tendresse", de "ivresse" y de "caresse". Y, ¿por qué no?, de "faiblesse".
No sabemos qué es lo último que vamos a mirar. Me preguntó qué elegiríamos si pudiéramos hacerlo.
El restaurante está enfrente del antiguo lugar de trabajo de mi padre. Cuando era pequeña, muchas tardes íbamos mi madre y yo a buscarlo, y volvíamos paseando y jugando por el parque. Nadie podía imaginar que tantos años después, una rosa de madera venida desde China y desde esa misma calle iba a llegar a nuestra casa casi a la vez que se iba a ir mi madre.
No sabemos nada de nada.
Por la noche intento ver una de esas horrendas series televisivas. Tengo voluntad pero no lo consigo: este fin de semana me han presentado a uno de los actores, que es hijo de un conocido poeta y que ha escrito una novela juvenil y sentía curiosidad; pero no resisto más de un cuarto de hora. Decido poner el DVD de SANSÓN Y DALILA, y veo-escucho por enésima vez la escena de la seducción: nadie ha mentido más y mejor en un escenario como Dalila cuando le dice a Sansón "Réponds à ma tendresse! Verse-moi l´ivresse". Me acuerdo de que esta tarde, Cristina hablaba de la película JOHNNY GUITAR cuando ella le dice a él: "Miénteme, dime que me quieres". Dalila habla de "tendresse", "ivresse" y "caresse". Riman en francés estas palabras seductoras con "faiblesse", que es lo que le pasa a Sansón. Yo querría también meterlas en el mismo saco.
Y pienso en todas las veces en que necesitamos y deseamos mentiras para sobrevivir, mentiras de "tendresse", de "ivresse" y de "caresse". Y, ¿por qué no?, de "faiblesse".
3 comentarios
ana -
Reyex -
Anónimo -
Para mí, quien mejor ha sabido reflejar esta sensación que yo tengo en el cine es Julio Medem. En sus películas acontecimientos, personas, objetos que parecen inconexos encuentran su sitio en el complejo entramado de la historia, y vemos que el supuesto caos es en realidad el único orden. He visto muchas veces sus películas y Los Amantes del Círculo Polar siempre me hace pensar en tí: esa chica morena en una cabaña en Finlandia... Un abrazo