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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

Medeas ,ciudades y librerías.

A veces tu ciudad es una Penélope que te recibe, brazos abiertos, después del largo periplo viajero. Pero a veces es una Medea que te descuartiza y sirve tus pedazos en la cena. Yo siento a Zaragoza como Penélope y como Medea. Hoy la siento más como Medea: como todos los años que me dejan, he pedido traslado en el concurso para poder volver. En el listado provisional se me adjudicó una plaza que no existía, y a sabiendas de que no existía nadie se molestó en llamarme para advertirme, para que no me hiciera ilusiones de que por fin podía regresar a mi ciudad. A todos los efectos, yo era una que venía de fuera a pisar alguna plaza a alguno de dentro. (¿Qué es dentro? ¿Qué es fuera?) No merecía siquiera la pena molestarse en quedar bien conmigo. No era nadie.
Hoy ha salido la adjudicación definitiva y, claro, no tengo ninguna plaza definitiva en Zaragoza. Seguiré en mi estado de provisionalidad crónica.
Pero no era de esto de lo que quería hablaros hoy. Medea se ha apoderado de mis pedazos. O de mis entrañas, qué más da.

Hay otras ciudades por las que pasas como por los brazos de un amante. "Carta de amor de una desconocida" es una novela que compré en una librería que ya no existe. La última vez que fui a Sevilla la fui buscando y en su lugar me encontré con una tienda de ropa. El libro de Zweig me lo había recomendado la propia librera, Carmen Reina, y en su local de la calle Hermanos Álvarez Quintero yo había presentado mi primera novelita, en 2002. Era uno de esos sitios en los que se respiraba amor por la tinta y por el papel. Muchos libros colocados en mesas que invitaban a acariciar las portadas. Cuántas otras manos sobre los volúmenes que compartimos; algunas, tímidas, solo se atreven con la piel; otras más osadas penetran entre las páginas, una y otra vez, y hasta dejan su perfume impreso.

Cada libro encierra muchos juegos de dedos y de sábanas. Hasta los que ni siquiera nos atrevimos a tocar en las librerías que ya no existen.

Hasta los que esconden a Penélopes y a Medeas.

3 comentarios

NeReA -

Hola Ana!
Yo tambien le tengo mucho cariño a las bibliotecas y librerias antiguas. En mi casa del pueblo, como es una de estas casonas gigantes antiguas, tenemos una biblioteca propia, y cada vez q entro en ella, es como si el tiempo se parara y da casi miedo tocar esos libros de mas de 100 años...
Que devoción te tienen tus alumnos...si eres igual como escritora q como profesora, no haria pirola!
Besos!

ramon -

Hola Ana,supongo q sabrás quien soy,no?si no lo recuerdas te refresco la memoria,, pues soy un alumnillo tuyo de 1ºbachillerato,ah!!! ya lo sabes.Bueno el artículo no te lo voy a criticar,mas q nada porque no soy quien para ello,además está muy bien.Bueno te escribia básicamente para darte las gracias por haberlo dado todo por tus alumnos,ok? Si se que te dará gracia leer esto.1beso adios

José María -

Hola, Ana: He leído tu artículo de hoy y me ha dejado un sabor agridulce. Me duele que Zaragoza no haya sido aún Penélope y espero lo sea muy pronto. Te lo mereces.
Me encantan tus evocaciones de librerías antiguas. Mi recuerdo es algo distinto, porque en mi pueblo no había ni librerías ni bibliotecas. Descubrí el libro después de la infancia. Pero muy a tiempo.