...Palabras...
Valère Novarina es una de las mentes más lúcidas del actual panorama literario, filosófico, teatral y filológico. Lo escuché una mañana en la Real Escuela de Arte Dramático; daba una conferencia abierta al público y Jeannine Mestre me sugirió que fuera. Lo hice. Y entendí que las palabras tienen otro significado, el propio, el que vive independientemente del uso que les damos los hablantes y los escribientes. Porque las palabras tienen vida propia. Dice Novarina en ANTE LA PALABRA (1999):
"No utilizo las palabras; nunca las he buscado. No son herramientas de trabajo. Ante el lenguaje, las sensaciones pertenecen al campo de lo táctil: algo habla, aquí, detrás de la oreja. Siento la materialidad de todo. Las palabras son como guijarros, fragmentos de un mineral que es preciso romper para permitirle respirar. Todo un libro puede proceder de una sola palabra rota. La palabra está cerrada, envuelta, oculta, soterrada: algo debe aparecer desde dentro, desde el interior de la palabra y no desde el interior del escritor. Las palabras saben de eso mucho más que nosotros; pero hay que cogerlas amorosamente con las manos y acercarlas al oído. Las palabras están por el suelo, incomprensibles, como el hueso de un fruto. Yo las recojo, escucho en su interior; las rompo y aparece una frase, una escena, toda la construcción respiratoria de un libro".
Todo lo que hay dentro de una palabra. A veces, las estrujamos y las destrozamos en nuestro afán creador.
Y la creación acaba convirtiéndose en destrucción.
Nota: gracias a todos por ser Penélopes conmigo.
"No utilizo las palabras; nunca las he buscado. No son herramientas de trabajo. Ante el lenguaje, las sensaciones pertenecen al campo de lo táctil: algo habla, aquí, detrás de la oreja. Siento la materialidad de todo. Las palabras son como guijarros, fragmentos de un mineral que es preciso romper para permitirle respirar. Todo un libro puede proceder de una sola palabra rota. La palabra está cerrada, envuelta, oculta, soterrada: algo debe aparecer desde dentro, desde el interior de la palabra y no desde el interior del escritor. Las palabras saben de eso mucho más que nosotros; pero hay que cogerlas amorosamente con las manos y acercarlas al oído. Las palabras están por el suelo, incomprensibles, como el hueso de un fruto. Yo las recojo, escucho en su interior; las rompo y aparece una frase, una escena, toda la construcción respiratoria de un libro".
Todo lo que hay dentro de una palabra. A veces, las estrujamos y las destrozamos en nuestro afán creador.
Y la creación acaba convirtiéndose en destrucción.
Nota: gracias a todos por ser Penélopes conmigo.
5 comentarios
carlos -
http://www.nacionrolera.org/viewtopic.php?f=748&t=8665
Javier -
Contención dice la palabra
que no puede nombrar
aquello que aún no imagina.
J. :)
.
Ricardo -
Luengo -
Si te paras a reflexionar te das cuenta que tiene misticismo especial, yo he llegado a la conclusión de que el escritor no escribe las historias si no las palabras las que escriben una historia para el autor que sabe escucharlas en su interior.
Gracias Ana por compartir maravillas como estas.
Luengo -