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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

CAÑONES II

Este cañón es de los de verdad. De los que tal vez dispararon en el pasado.

Se puede hacer una fotografía, convertir en imagen, y además en imagen virtual, algo que es tan real como un cañón.

Algo que puede destruir y matar.

¡Qué triviales nos volvemos cuando todo pasa a ser imagen de una imagen de una imagen!

Porque lo que vemos también es una imagen. La verdad, la nada en la que se convierte lo que es destuirdo, eso no lo vemos.

¡Qué vértigo!

 

 

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Este cañón está en el Museo Militar de Melilla.

Ayer vi la película AMOR, de M. Henecke, Palma de Oro en Cannes, candidata a los Oscar. Bella, dura, real. Tal vez una de las películas más realistas sobre la enfermedad, el encuentro con la nada.

 Eché de menos oír a los actores. Enormes Trintignant, Riva, Huppert. Una versión doblada de una película no deja de ser media película. Y es una pena no poder escuchar las voces francesas de actores tan grandes.

También es una pena que AMOR se haya estrenado en España varios meses después que en los países donde no se doblan las películas.

 España es el tercer peor país de Europa en nivel de inglés, por ejemplo. Y es que no nos dejan oír otras lenguas ni en el cine, ni en la televisión. En RTVE, hasta Obama habla  siempre castellano... Como mucho, dos frases y luego un doblaje. Así, con el oído poco o nada habituado a escuchar inglés, difícilmente se puede aprender. Hace años participé en un Seminario del Consejo de Europa (entonces se llamaba así) de profesores europeos de literatura. Había que hablar inglés. Yo iba con mi diplomatura de Filología Inglesa bajo el brazo, convencida de mi alto nivel en la lengua de Shakespeare... Cuando llegué allí, y escuché al resto de mis colegas, escandinavos, polacos, chipriotas, griegos, alemanes..., me quedé callada. Mi inglés distaba mucho del nivel de los demás.

Decidí que eso no me volvería a pasar, y empecé a leer y a escuchar y a hablar inglés todo lo que pude. Y lo sigo haciendo.

Porque además, cada lengua que aprendemos, nos abre una ventana enorme al mundo.

 

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