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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

MENTIRAS Y MASCARADAS OPERÍSTICAS

Muchas óperas se articulan en torno a la mentira. A la máscara, a la mascarada.

Tal vez dos de las más famosas en las que esto ocurre sean Tosca, de  Puccini, y Un ballo in maschera, de  Verdi. Dos óperas que son las que precisamente más ocupan mi mente durante estos días.

Acostumbro a escribir con música de ópera de fondo. Y además, me gusta ver algún DVD también de ópera (comprado o regalado, no pirateado, por favor), sentada o tumbada en mi sofá. En Zaragoza donde vivo, es difícil ver buena ópera, y no está la economía para recorrer el mundo en busca de teatros donde se representen las obras que me gustan con los cantantes que también me gustan. Aunque a veces ocurren pequeños milagros, o pequeños momentos de magia en el que una encuentra justo la última entrada que quedaba para asistir, por ejemplo, a la representación de  Un ballo in maschera, en la Opernhaus de Zurich, este sábado pasado. Con Ramón Vargas, Alexey Markov,  Tatiana Serjan, Yvonne Naef y Sen Guo.

 Ulrica lee el futuro de Gustavo en la versión de Un ballo in maschera que se representa estos días en Zurich (Yvonne Naef y Ramón Vargas)

La obra se articula en torno a la mentira, al velo, la máscara. Nada es lo que parece. La esposa infiel, Amelia, se oculta tras el velo para consultar a la sibila que le hablará de su futuro. Lo mismo hace el rey Gustavo, vestido de oficial para consultar su avenir: lo matará el primer hombre que le dé la mano. Será su amigo Renato, que desconoce que Gustavo ama a Amelia, su esposa. Urdirá la venganza en un baila de máscaras, en el que nadie será nadie: justo  ese terreno de la no-identidad será el reino de la muerte. Detrás de la máscara llegará la verdad igualatoria. El teatro dentro del teatro. La esencia escondida más allá del vestido, del antifaz. El esqueleto, el baile de esqueletos en la versión escenográfica de Nina Russi.

Algo parecido ocurre en Tosca, de Puccini. Todo gira en torno a las mentiras: Mario Cavaradossi pinta un cuadro de Maria Magdalena en la iglesia, una apariencia de realidad, una mujer de ojos azules. Es la marquesa Attavanti, que va a la iglesia, aparentemente a rezar, pero en realidad lo hace para dejar unas ropas para facilitar la huida de su hermano, el prisionero de estado Angelotti. Mario miente a Tosca, a la que oculta que está ayudando y escondiendo al fugitivo.

 Profundo e intenso Jonas Kaufmann como Mario Cavaradossi en la versión del Covent Garden de 2011.

 

El barón Scarpia engaña a Tosca al hacerle creer que Mario le es infiel con la marquesa, y lo hace a través de un abanico que lleva su escudo. En el segundo acto, Mario niega su complicidad y le pide a Floria que no diga nada. Tosca niega a Scarpia que sabe lo que sabe y que ha visto lo que ha visto. Mientras Mario es torturado, Floria Tosca confiesa para salvar a su amante. Cuando este le pregunta, ella niega que lo haya traicionado. Pero Scarpia la descubre. Floria miente cuando le promete que caerá en sus brazos para salvar a Mario, condenado a muerte por traición. Scarpia miente cuando le asegura que el fusilamiento de Mario será simulado.

 Magnífica Angela Gheorghiu y formidable Bryn Terfel como Scarpia.

 

 Flora mata a Scarpia cuando este va a abrazarla. Ya en el tercer acto, Mario es fusilado en una mascarada: aparentemente todo va a ser una escena teatral en la que todos van a creer que estará muerto, pero no lo estará. La realidad es que Mario es fusilado porque Scarpia ha mentido antes de morir, y el bello Mario muere poco antes de que la gran actriz y cantante Floria Tosca se suicide. La muerte también llega aquí en una mascarada en la que nada es lo que parece.

 Bellísima la versión del Covent Garden de TOSCA, con Angela Gheorghiu, Jonas Kaufmann y Bryn Terfel.

 Puro teatro. Pura mentira. Pura verdad. Porque la linea entre la verdad y la mentira es tan delgada como el velo de Amelia o como el pincel que Floria le da a Mario para que le pinte a la Magdalena unos ojos tan negros como los suyos.

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