ÓPERA
En Europa hay maravillosos escenarios operísticos. Hablaré de tres y medio:
- La nueva ópera de Oslo: Los arquitectos del estudio noruego "Snohetta" han creado un edificio muy singular. Todo el exterior es de cristal y mármol de Carrara. Las paredes y los techos con pendientes por las que se puede caminar, se puede uno tumbar al sol (cuando lo hay), y sentar para asistir gratuitamente a los espectáculos musicales de un escenario colocado sobre la cubierta de un barco en el puerto, o seguir en pantallas gigantes la representación del interior. El edificio es, en un exterior, un gran parque para los ciudadanos. El interior, de madera, es espectacular, y en algunos momentos se pueden escuchar los ensayos de los artistas desde el vestíbulo. "Snohetta" es el estudio cuyo proyecto ha sido elegido para crear un nuevo espacio en lo que fue el World Trade Center. Salgo para coger un barco: pocos minutos después comienza un concierto. Hemos escuchado los ensayos. Pienso que algún día me encantará ver els sala y asistir a una representación de, por ejemplo, Tristan und Isolde.
- Bayreuth: No sé si desde el exterior de la ópera de Oslo se puede escuchar lo que ocurre en el escenario. En Bayreuth sí. El teatro de la ópera, ideado por Wagner, está situado en lo alto de la colina, como si fuera un trono. La colina es un gran parque coronado por el teatro. Los alrededores del edificio están sumidos en el silencio. Algunas personas pasean. Algunos han llegado tarde a la representación y han de esperar, vestidos de gala, al final del primer acto. Otros, sentados en los bancos, vestidos con ropa deportiva, miran los árboles y escuchan. La voz de Sigfrido y la orquesta llenan no sólo el teatro, sino su exterior. Wagner sale de los muros y se pasea en los porches de la colina. Nadie se atreve apenas a respirar. Nadie habla. Allí se va a escuchar a Wagner, dentro o fuera del santuario. Porque todo es un santuario. Me estremezco y salgo de allí pensando que soy una privilegiada, y que algún día también estaré dentro.
- Torre del Lago: La casa de Puccini. La villa donde vivió y compuso algunas de sus obras más hermosas. El piano donde trabajaba, su escritorio, su máscara funeraria, sus cuadros, sus fotos. Hojas de papel con sus últimas palabras escritas, en el hospital, después de ser operado de cáncer de garganta, cuando no podía emitir sonidos y tenía que escribir sobre el papel. Él, que creó las más bellas melodías, no podía emitir ningún sonido en sus últimos días. Sus armas de caza, las viejas ruedas de sus coches, sus lámparas, sus muebles. Su tumba: está enterrado en la capilla de la casa, y siempre hay flores frescas. Es la voz de su nieta quien nos guía por todas las estancias. Su voz dentro de una autoguía. Pero ella está allí, bellísima mujer de ojos más claros que el lago, de piel tan fina como Mimí, de manos suaves que estrechan la mía después de una breve conversación. ´Me emociono antes y después. Estar dentro de la casa del maestro es un regalo. Hablar con su nieta es más de lo que podía imaginar. Puccini escribío Turandot para Michele (Miguel) Fleta. Angela Gheorghiu acaba de cantar sobre el escenario unos días antes. Cada verano hay un Festival de ópera maravilloso, en un lugar maravilloso. Salgo pensando que algún día también estaré ahí fuera, en el teatro al aire libre donde se lleva a cabo el Festival.
- Van tres. El "medio" es Zaragoza, la bienamada. Aquí no hay festival de ópera. Faltaría más. Somos la tierra de Miguel Fleta, Pilar Lorengar, Elvira de Hidalgo, Carlos Chausson, Santiago Sánchez Jericó..., pero no tenemos ni festival de ópera, ni teatro de ópera, ni temporada de ópera, ni nada. Bueno, casi nada: afortunadamente, Montserrat Caballé se casó con un espléndido tenor aragonés, Bernabé Martín, le tiene apego a Zaragoza y el concurso internacional de canto que lleva su nombre se hace aquí en septiembre, desde hace tres años, si no recuerdo mal. Es una de las pocas veces al año que se puede escuchar ópera en nuestra ciudad: jóvenes de todo el mundo que compiten en el concurso, y magníficas voces que asisten a las clases magistrales de la Caballé, y que ofrecen después un concierto: el año pasado con la sorpresa de la aparición en escena nada menos que de Luis Lima, y de la propia Montserrat Martí que es una espléndida soprano, por si alguien aún no se ha dado cuenta. Las otras pocas veces son cuando podemos escuchar la siempre bellísima voz de Santiago Sánchez Jericó, a veces acompañado por la estupenda soprano Beatriz Gimeno. Algún concierto extraordinario a cargo de alguna otra soprano extraordinaria. Y alguna representación en el Teatro Principal de esas que, en fin, no admiten muchos comentarios.
Esta tarde, a las 20,15 es la final del Concurso Internacional Montserrat Caballé en el Auditorio de Zaragoza. La entrada es libre hasta completar aforo.
2 comentarios
Iván Nakamura -
Me daría mucho gusto explicarte como me va todo en general, un placer volver a saber de ti Ana, Un beso.
Dani -
¡Qué alegría, otro libro tuyo! Bienhallada, Ana.