TILOS
Pasear unter den linden estos días en Zaragoza es un placer.
Los tilos han florecido por fin y su aroma llena todo el Paseo de la Independencia.
Me gusta su olor dulce.
Impregna estos días los libros de la Feria, recién inaugurada ayer por la tarde.
El perfume de los tilos, el sonido mudo de las palabras.
Ambos regresan cada primavera.
Yo hoy he vuelto al colegio donde trabajé hace casi treinta años. ¿Tanto? ¡Madre mía!
Pero volver no es siempre regresar. El colegio está muy distinto a como lo dejé. Hasta el gimnasio donde yo daba mis clases de rítmica ha cambiado y es más grande. Pasé muchas horas allí, inventé muchas coreografías entres sus paredes. Disfruté mucho.
Pero todo pasa. Y hay un tiempo para cada cosa.
Lo dice el Eclesiastés, un libro de La Biblia.
A lo mejor es verdad.
Disfrutad de los tilos y de los libros los de Zaragoza.
No son azahares como en Sevilla, pero en fin..., son tilos, como en Berlín.
Algo es algo.
NOTA: Nerea, el portazo final de Nora bien merece perder todos los trenes. Besicos. A ver si te veo estos días por la Feria.
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