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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

33

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En medio del tráfico, un lugar para la poesía.

En medio de la guerra, un lugar para el teatro.

Susan Sontag y Juan Goytisolo montaron ESPERANDO A GODOT,

de Samuel Beckett en Sarajevo, durante la guerra.

La foto es de Sarajevo (Bosnia_Herzegovina), varios años después.

Esta avenida fue llamada "Avenida de los Francotiradores".

 

 

El 33 es el número de mi autobús. El de todos los días dos veces, al menos, para ir al instituto. Casi media hora por trayecto dan mucho de sí.

Si no me encuentro con ningún conocido, miro por la ventana o leo poesía.

Siempre me han gustado las ventanas: son miradas al mundo. Y a través de los cristales de un autobús también se ven muchos mundos. Hay siempre mucha vida al otro lado, como en el poema de Verlaine. Antes lo comentaba con mis alumnos, cuando teníamos más tiempo para casi todo.

Los libros también son ventanas, muy abiertas, a la mirada del otro, a la mirada del escritor, a casi infinitos mundos. La poesía en el autobús me gusta: poemas cortos, puedes volver o no a ellos entre parada y parada. Levantas tus ojos y miras las miradas de los demás mientras tú todavía tienes dentro las palabras del poeta. Su mirada.

Hay un cruce de miradas hechas del silencio de las palabras leídas, de las músicas escuchadas por los auriculares de los otros. De los pensamientos de todos: unos vamos a trabajar, otros a la escuela, otros a ver las obras de la EXPO, algunos de compras, los menos a cerrar negocios.

Ayer, en el autobús número 33 elegí cinco sonetos de Shakespeare para leer y comentar en clase de 1º de Bachillerato. Pensé en la enorme dificultad de traducir poesía. Más bien imposibilidad llena de mérito.

Hablamos sobre todo de uno de ellos, el LXXXI. Trata del amor más allá de la muerte, como "Cerrar podrá mis ojos la postrera...", del gran barroco conceptista español (no lo puedo escribir correctamente en este ordenador, ya sabéis..., pero todos lo conocéis). Pero aún le da otra vuelta de tuerca: Shakespeare habla de pervivir en las palabras, en el poema. El receptor, o receptora, del poema, vivirá siempre gracias a la pluma del poeta.

Copio los dos últimos versos, en inglés y en español. La traducción de Antonio Rivero es tan magnífica como puede ser una traducción. Los juegos de palabras de don William son intraducibles. Con eso ya contamos al leer poesía en una lengua ajena a la original. Pero ahí van las dos versiones:

 

You still shall live -such virtue hath my pen-

Where breath most breathes, even in the mouths of men.

Aún vivirás -virtud es de mi pluma-

do más la vida alienta: en la palabra.

Pues eso: vivir en las palabras.

 

4 comentarios

Juan Antonio -

Preciosa entrada, Ana. Me has alegrado la tarde. A ver si la ETCP que comienza ahora no me la estropea... Besos andaluces.

Fernando -

nunca neguemos la respiración a las palabras...besos.

Lu -

Otra alternativa:

(Con)vivir en las palabras.

Néstor Mas -

Todo en las palabras. En ellas, todo. Gran elección con este fragmento. Gracias.