JULIO
Me anima Javier a retomar este blog que tenía abandonado desde febrero. Me fui, volví, tiré un té sobre el teclado de este ordenador, se estropeó, lo arreglaron. No todo, la letra "q" quedó embriagada permanentemente con el té. Era un "Earl Grey" descafeinado. Si la puedo escribir es porque Francisco me sacó un teclado en la pantalla, y ahí está la pobre "q", que sólo se deja tocar virtualmente.
En fin.
Después de mucho tiempo vuelvo a Zaragoza. Me han concedido el traslado , pero ando con despedidas de mis amigos de aquí, o sea de allí, o sea, de Madrid, de Alcalá
. Un desgarro más a la suma de desgarros vitales.
Vendo piso , compro piso
, publico nueva novela
, voy de Ferias, Mauricio escribe una reseña maravillosa sobre mi libro
. Antón me entrevista en BORRADORES
, busco papeles que no encuentro
, Joaquín también me entrevista
, una empresa de transporte Express me extravía un documento importante
. El AVE se convierte en mi casa, y ya no sé si voy o vengo. Compro el yogur de manzana del Giros Griego de Independecia
que desayuno en esos días intermedios en que estoy en Zaragoza. Lo compro de uno en uno, porque estoy un día sí, tres no, otro sí a buscar un papel, otro no a esperar el papel que no llega, otro sí a firmar otro papel. Otro no a despedirme de alguien a quien quiero mucho aquí, o sea allí.
Sigo perdiendo papeles, intento ordenar mi casa antes de la mudanza. Pero no soy capaz. Marcharse tiene eso. Y yo ya me he ido muchas veces de muchos sitios.
En este intervalo de ausencias, he descubierto las maravillas de la crema autobronceadora, la mejor amiga de una mujer, según Gabrielle de MUJERES DESESPERADAS, la más frívola, mi preferida. Mi amiga Conchi me dice que podría ser una de ellas. Claro, eso es porque no os lo he contado todo.
En fin.
Volver tiene eso, que a la mitad de la mañana puedes tomar un café, o una cerveza sin alcohol, con él, con un buen amigo. Que estás sentada en una terraza y te vas encontrando conocidos, que a unos los saludas y a otros no. Que unos te saludan y otros no.
Y ahora aquí, o sea allí, ante el ordenador, con otra taza de té al lado. Si es que no aprendo. Como se me vuelva a caer, me pregunto que letra será la que quedará embriagada. O sea la que se joderá.
Besitos, y bienvenidos de nuevo a este blog, si es que todavía hay alguien que se pasea por estos lares.
0 comentarios