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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

ROCÍO

Hace varios años fui a una boda en Sevilla. Ella era una de las invitadas.

Después de la comida que casi fue cena, alguien le pidió que cantara. Pasó a mi lado para entrar en el círculo de sillas que se había formado y donde se tocaban palmas y se bailaba. No había guitarras en ese momento, ni violines, ni trompetas. Sólo su voz. No hacía falta nada más.

Se arrancó por bulerías enfundada en su traje de chaqueta de ceremonia diurna. Le cantó a la novia. Y al novio. A capella. Los demás la escuchamos. Nos emocionamos.

Tuve esa suerte, la escuché cantar a menos de dos metros, sentada en una silla que compartí en ese momento con otro de los invitados, buen amigo de ella.

   - Nunca la había oído en directo -le dije.

   - No hay otra como ella -me contestó -Es una maravilla.

Me puso los pelos de punta aquella bulería cantada a capella por la Jurado.

Han pasado varios años y los novios ya se han divorciado.

Pero queda aquella voz, sus gestos, el movimiento de sus manos.

Fue un pedazo de arte en el tiempo.

Una fortuna haberlo compartido.

3 comentarios

Magda -

La primera vez que fui a España tengo muy presente la presencia de esta gran cantante, fue lo primero que conocí de España en este trayecto. Iban en el avión junto a mi dos valencianos muy agradables y casi todo el viaje estuvieron escuchando, y cantando paralelamente, sus canciones. Uno de ellos dijo de pronto: "La gran Rocío Jurado", lo dijo con tanta emoción que se me quedó para siempre.

Aquí fue mucho más conocida y querida Rocío Dúrcal (tanto es querida y ella quiso a México, que han traido la mitad de sus cenizas para que reposen para siempre aqui), pero también lamentamos la ausencia de Rocío Jurado. Descanse en paz.

Javier -

Estuve viéndola en sus comienzos -no elegí yo el ir allí- en una sala de Zaragoza llamada Beethoven, en los primeros setenta, el folclore tonadillero no ha sido jamás un estilo de mi gusto, sin embargo el flamenco sí, y al final se arrancó unos temas que sí me hicieron creer que valió la pena acompañar a mis amigos.

El morbo creado alrededor del fallecimiento no se desmarca de lo habitual.

La Durcal sí dió una lección a los medios de cómo salvaguardar su intimidad.

Saludos, J.

Ricardo. -

Empacho de rocío. ¡Aquí también! no puedo creerlo... Bacione.