MONJAS
Pasé mis cuatro primeros años escolares en un colegio de monjas. Nos contaban que un día vendría el fin del mundo, que las estrellas se caerían y nos aplastarían. También nos decían que si éramos malas ( no rezábamos, desobedecíamos y lindezas de ese tipo) iríamos al infierno: allí los demonios de cuernos, rabo y tridente nos quemarían después de torturarnos.
Tengo que agradecerles que despertaran mi imaginación: me pasé varios años sufriendo terribles pesadillas, haciendo que mi abuela durmiera conmigo. Una luz se quedaba conmigo cada noche hasta que conseguía conciliar el sueño. Durante todo un curso no pude ir al colegio por las mañanas por prescripción médica: vomitaba en cuanto entraba por la puerta de la escuela.
Ayer, a esas mismas monjas les han concedido el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Sin ellas, seguramente ahora no sería capaz de escribir novelas.
Fomentaron mi fantasía.
Y mis vómitos diarios y nocturnos.
¡Enhorabuena!
Tengo que agradecerles que despertaran mi imaginación: me pasé varios años sufriendo terribles pesadillas, haciendo que mi abuela durmiera conmigo. Una luz se quedaba conmigo cada noche hasta que conseguía conciliar el sueño. Durante todo un curso no pude ir al colegio por las mañanas por prescripción médica: vomitaba en cuanto entraba por la puerta de la escuela.
Ayer, a esas mismas monjas les han concedido el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Sin ellas, seguramente ahora no sería capaz de escribir novelas.
Fomentaron mi fantasía.
Y mis vómitos diarios y nocturnos.
¡Enhorabuena!
1 comentario
Dani -