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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

STROMBOLI

Anoche volví a ver la película STROMBOLI. Me parece que fue la primera que interpretó Ingrid Bergman dirigida por Rossellini. Bergman se lió la manta a la cabeza, dejó en los Estados Unidos a un marido médico (creo que se apellidaba Lindström) y a su hija Pia, y se marchó a Italia a rodar con el maestro del neo-realismo cinematográfico. Su enamoramiento fue profesional, intelectual, carnal: absoluto.

Estuve en Stromboli un día del verano de 2003. La idea que tenía de la isla-volcán era la de la película en blanco, negro y grises: el ambiente cerrado, sórdido, seco en todos los sentidos, oscuro. Cuando llegué me encontré con un vergel, con un pueblecito blanco, donde ya no viven esas mujeres terribles, mezcla de cuervos y buitres, que aparecen y desaparecen en la película. Stromboli ahora es uno de esos lugares buscados por artistas, diseñadores de alto prestigio e intelectuales varios para vivir lejos del mundanal ruido. Turistas van y vienen en el día, hacen senderismo, suben hasta el cráter, pero la isla está tranquila.

El volcán no está tan tranquilo. Cada diez minutos escupe una lengua de fuego que sigue humeando hasta la próxima llamarada de lava. Es espectacular: desde dentro se oyen las explosiones periódicas, de día se ve el humo y la tierra tiembla. De noche, desde el mar, la lengua roja se eleva hacia el cielo oscuro e ilumina la cima de la montaña-isla-volcán. Un fuego que parece llegar casi hasta las estrellas. Una belleza llena de color.

Ingrid Bergman sube hasta el cráter en un ascenso-bajada infernal que le muestra con dolor que no puede hacer nada sino resignarse a sobrevivir en un medio hostil. El blanco y negro del celuloide es fundamental para aumentar la sensación de opresión.

La belleza y el colorido real de la isla invitan a permanecer en ella. La atracción abismal del volcán también.

Sólo estuve un día. Pensé que me gustaría volver y quedarme. Me pareció uno de los lugares más hermosos del Mediterráneo.

Yo lo vi en color. Karin, el personaje femenino de la película, lo vivió en blanco y negro. Ingrid Bergman habitó con Rossellini una casa (creo que es rosada) en la que queda una placa que recuerda su paso, su romance, su enamoramiento total.

Tuvieron tres hijos.

Siempre nos quedará...el Stromboli de los colores y del fuego, no el de las cenizas.

2 comentarios

Giu -

modifico la url, porque no se lee bien.

Giu -

Anita, preciosa, fijate que las cenizas, originaron una canción y un deseo cumplido. También estuve en Stromboli en 2005. Realmente emocionante. Si te vienen las ganas!!! podés escuchar mi canción en el vinculo web adjunto.

Chau, besitos

Giu Nastasis, desde Buenos Aires