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AL ESTE DEL CANAL, blog de ANA ALCOLEA

Tomo un té de Navidad, o de Adviento, o más bien de Pre-Adviento. Lleva cáscaras de naranja, canela, clavo, pétalos de rosa.

Está muy rico y nos acerca al ambiente prenavideño-corteinglés-plaza-ikea-etcétera.

Me siento en el butacón, estiro las piernas, tomo la taza caliente, dejo la tetera, japonesa y verde, sobre la mesa. La casa huele a té. Cierro los ojos, pero no me duermo. He de salir dentro de un rato. Pero tengo unos minutos para mí y para mi taza de té.

Incluso para mi tetera.

El viento sopla al otro lado de los ventanales. Dentro el aire está sereno y huele bien.

 

4 comentarios

ana a. -

Pues sí, Néstor, hay teteras reconfortantes. Me gusta la imagen del aroma del té inundando una biblioteca.

Néstor Mas -

Leo por segunda vez la entrada y al ver el comentario de J. Antonio tengo que decir exactamente lo mismo que él: en mi caso, el aroma de ese té inundó la sala de la biblioteca en la que me encontraba leyendo el post. Llegó también el verde y cálido tacto de la tetera japonesa... reconfortante.

ana a. -

Gracias, Juan Antonio, estaba muy rico el té.

Juan Antonio -

Qué estampa tan bellamente contada. Hasta Sevilla ha llegado el olor de ese té...